Las intenciones y sondeos para volver a una eventual fase cero por parte de Salud Pública, están generando un gran malestar en los distintos sectores que se encuentran pegando el grito al cielo, manifestando que el encierro total por más días va a ser el golpe de gracia a la ciudadanía, que mueve la economía del país cumpliendo con todos los protocolos sanitarios.
Vienen de vuelta con el “cháke”, con ese mismo cuco que hace unos meses atrás hizo que todos acatemos las medidas de restricción de quedarnos en nuestras casas, para que ellos puedan equipar los hospitales del país, traigan los insumos para enfrentar la enfermedad. Afirmaban que el dinero no era un problema que solo faltaba ver de dónde se traerían los medicamentos, se escucharon tantas cosas que se las terminó llevando el viento.
Nosotros obedientes, cumpliendo de pies a cabeza, creyendo en nuestro capitán y en su equipo, ese optimismo y esperanza depositados como pocas veces en un funcionario público, que incluso escapaba de lo racional. Pusimos nuestras fichas por ese equipo, que con el tiempo nos dejó con muchos sinsabores y hasta con momentos más que amargos.
El país se cerró por completo y le dimos vía libre a las autoridades para hacer lo que debían, grandes ilusos, creyendo que tendríamos hospitales de primer mundo en un abrir y cerrar de ojos, medicamentos e insumos de calidad, UTI equipadas, personal de blanco con todo lo necesario para hacer frente a este mal, pero nooo… pasó todo lo contrario, insumos chinos rechazados por no cumplir con las especificaciones necesarias, tapabocas de oro, médicos manifestándose y clamando por trajes e insumos básicos para ellos y sus pacientes. Volvimos a la realidad de ese Paraguay de siempre, de la corrupción, del todos contra todos, de tirar la pelota a la ciudadanía cada vez que se tenga un problema que no se puede resolver por falta de voluntad o porque no se tienen a los idóneos en los cargos de decisión.
El capitán que tiene un barco que cada tanto hace aguas y que tuvo que expulsar a varios tripulantes que se convirtieron en mercenarios, lucrando con la desgracia de otros, hoy nuevamente viene a advertirnos de nuevas restricciones que terminaran liquidando ese esfuerzo de sectores que fueron duramente golpeados durante los varios meses de encierro.
Paremos la pelota y dejemos de apuntar a la ciudadanía como la única responsable del aumento de casos, se habla de un sistema de terapia intensiva que se encuentra prácticamente lleno hace meses y hoy colapsado, incluso hasta un 50% de camas que fueron parte del acuerdo con el sector privado al no tener otras opciones, ya está siendo ocupadas. Nos vendieron un cuento, pero la gente ya no se traga vidrio y sabe que no se prepararon bien en estos meses de cuarentena.
En el país donde a la fecha tenemos casi 100 mil casos confirmados y rondamos los 2 mil muertos, es más fácil seguir prohibiendo, que lograr de vuelta un trabajo en conjunto entre la Fiscalía y la Policía para hacer cumplir lo establecido.
El ciudadano debe poner su parte, cuidarse y cumplir con los protocolos, pero las autoridades deben trabajar en soluciones y dejarse de amenazas que solo postergan el verdadero problema: “La fragilidad de las instituciones”.
Miguel Franco – MEGACADENA