Sectores productivos de la agricultura orgánica y agroecológica buscan concientizar sobre la importancia de elegir productos frescos, naturales y de comunidades campesinas e indígenas.
En ese afán, se encuentran llevando a cabo una iniciativa de fomento en la producción y consumo responsable, en el marco del Día Mundial del Medioambiente, que se celebra este próximo 5 de junio, y cuya campaña arranca desde el 30 de junio.
La misma se desarrollará bajo el lema: “El poder para cambiar el planeta está en manos del consumidor responsable”, con lo que la campaña busca visibilizar los productos que tienen un impacto positivo en la sociedad y en el entorno, por lo que consideran que la información al respecto es una herramienta muy importante para las personas al momento de elegir qué productos comprar.
Son varias las empresas, asociaciones, gremios u organizaciones no gubernamentales, y en este sentido, la directora ejecutiva de la ONG Alter Vida, Hebe González, extendió la invitación a la ciudadanía, con la consigna de subir una foto a las redes sociales con los productos sanos que consume, ya sea de restaurantes conscientes o de la feria orgánica o agroecológica de su localidad, utilizando el hashtags #SoyConsumidorResponsable.
La campaña también contempla la separación o reciclaje de las basuras domiciliarias, por lo que también se puede subir fotos o videos con el mismo hashtag.
Envases contaminantes
A su vez, la gerente de la Asociación Paraguay Orgánico, Daniela Solís, habló acerca de las modalidades actuales de producción y consumo, y que a nivel local se utiliza una importante cantidad de envases de un solo uso.
“Estos envases contaminan al acumularse, sobre todo, porque no se pueden descomponer para integrarse al suelo, tardando muchísimos años para que esto suceda. Algunos de ellos, también, producen sustancias tóxicas durante su fabricación o sus componentes tienen químicos que pueden dañar la salud”, explicó.
Como ejemplo, Solís subrayó que los recipientes plásticos de gaseosas (PET) pueden tardar mil años en desaparecer, así como las bolsas de plástico común hasta 150 años, el isopor tarda 500 años en desintegrarse y para fabricarlo se usan recursos naturales no renovables, ya que deriva del petróleo. LA NACION