Preocupa uso indiscriminado de vapeadores en jóvenes y adolescentes

Cada vez es mayor el número de personas, sobre todo jóvenes y adolescentes que se inician en el consumo de cigarrillos electrónicos como el Vape o Pod.

La doctora Soledad Coronel, especialista de Neumología de Clínicas, advierte sobre los efectos nocivos de estos dispositivos, pues contienen sustancias tóxicas y cancerígenas, además de provocar adicción a la nicotina.

Básicamente la diferencia entre estos dispositivos está en la intensidad del sabor y volumen de vapor. El pod es un dispositivo automático que libera el vapor al inhalar, sin necesidad de pulsar el botón. El vape, por su parte, tiene un dispositivo manual que libera vapor al pulsar un botón. Contrario a la idea que se tiene, no son eficaces para dejar de fumar y no son seguros.

Se trata de una estrategia de marketing mediante nuevas alternativas de consumo con dispositivos de diseños cada vez más modernos e innovadores, lo que lo hacen cada vez más atractivos y con una amplia gama de opciones con más de 15.500 sabores diferentes para captar consumidores cada vez más jóvenes y con la idea de que no producen daño.

La neumóloga explicó que si bien es cierto que la mayoría de los trabajos científicos hablan de que tienen menos componentes tóxicos que un cigarrillo convencional; eso no significa que no sean dañinos para los pulmones. “Tanto el cigarrillo como el vape aparte de generar adicción, tiene efectos a nivel cardiovascular, produce una disfunción endotelial y genera mayor cantidad de efectos dañinos en el corazón e inflamación a nivel pulmonar porque tiene partículas ultra finas que se emiten con esos aerosoles que exhala el vapeador y que inhala al mismo tiempo, o sea los efectos son iguales tanto para el que vapea, como para el que está alrededor, igual que ocurre con el fumador de cigarrillo convencional”, afirmó.

Estos dispositivos al inhalar generan un vapor que no es agua, sino un aerosol que contiene un montón de partículas con componentes como el Glicerol, el Propilenglicol y que al ser calentados generan otras sustancias tóxicas como el formaldehído o el acetaldehído, además de metales pesados generados por la batería misma al entrar en contacto con ese vapor. “Está demostrado que todos esos componentes son cancerígenos. Su uso no solo produce irritación a nivel de los ojos, garganta y toda la vía aérea superior, sino que además esos aerosoles contienen partículas ultra finas que pueden llegar a los pulmones y producir la Enfermedad Obstructiva Crónica (EPOC)”, detalló la especialista.

Es importante aclarar que estos dispositivos no sirven para dejar de fumar, no está demostrada su eficacia para el efecto y tampoco son seguros por la alta toxicidad de sus sustancias no solamente para el pulmón, sino para todo el sistema cardiovascular.

“La idea de que una persona puede reemplazar el cigarrillo convencional por el vapeador es completamente falsa, porque un cigarrillo convencional contiene 1 o 2 miligramos de nicotina, mientras que el vape trae entre 25 y 50 miligramos, dependiendo de la concentración de nicotina que tenga y de cómo inhala el fumador, porque cuanto más profunda es la calada, pues mayor concentración de nicotina llegará hasta el torrente sanguíneo para producir su efecto adictivo. Además, no es solo la adicción a la nicotina lo que genera, sino que también tiene otros efectos a nivel del sistema cardiovascular por sus efectos dañinos”, aseveró.

Los jóvenes son los más perjudicados

De acuerdo a la última encuesta realizada en los Estados Unidos, se encontró que la mayoría de las personas que acceden a este tipo de dispositivos son los jóvenes y menores de 18 años por el atractivo y la facilidad de su uso. Estos pods tienen menos potencia y producen mayor saciedad. Al tener menor potencia duran más tiempo, son portátiles y ofrecen un montón de sabores bastante atrayentes para los jóvenes. HOY