Asunción, Agencia IP.- Entre los hogares con adultos mayores beneficiarios de la pensión alimentaria, la pobreza por ingresos se redujo desde el 49,4% al 24,5%. En tanto que la pobreza extrema pasó del 18,4% a valores cercanos a una reducción total, informó el Ministerio de Hacienda.
Este estudio de impacto redistributivo de la pensión alimentaria fue elaborado por la Dirección de Pensiones No Contributivas (DPNC) en base a datos de la Encuesta Permanente de Hogares Continua (EPHC) 2020.
En el mismo se refiere que la pensión alimentaria que viene siendo otorgada e implementada por el Gobierno Nacional desde el año 2010, beneficia a personas de 65 años y más que se encuentran en situación de vulnerabilidad social y cumplen requisitos de orden administrativo, con el pago del equivalente al 25% del salario mínimo.
En julio de 2021, la pensión alimentaria ya era recibida por 233.955 personas; que representan el 46% del total de la población de 65 años y más. Si bien el monto del beneficio tiene como destinatario al adulto mayor, el aporte de la pensión a los presupuestos familiares tiene un importante impacto en la situación de pobreza.
Mediante su otorgamiento, se procura atenuar las desigualdades sociales que enfrenta este grupo de población, recibiendo los medios para alcanzar una seguridad económica básica. A partir de la evidencia generada con la Encuesta Permanente de Hogares Continua es posible conocer el efecto de la pensión en los hogares que tienen al menos una persona beneficiaria.
El otorgamiento de la pensión para adultos mayores genera un importante efecto redistributivo en los hogares con beneficiarios. La mayoría de estos, que provienen de los quintiles 1 y 2 (donde se encuentra el 40% de los hogares con los ingresos más bajos), pasan a quintiles superiores.
Una significativa proporción de quienes estaban en el quintil 1, con el aporte de pensión pasan al quintil 2 y al quintil 3. De la misma forma, para una buena parte de quienes se encontraban en el quintil 2, el ingreso de la pensión los ha ubicado en el quintil 3 e incluso en el 4. Ver gráfico 1.
El efecto redistributivo de la pensión alimentaria se observa claramente en la mejora de un indicador clave, como el Índice de Gini (que varía entre 0 -perfecta igualdad- y 1 -desigualdad total-). Tal como se observa en el siguiente gráfico, la pensión alimentaria implica una mejora en los niveles de igualdad de 0,053 puntos en el Índice, que representa un 10,8% si se lo compara con un escenario donde la pensión alimentaria no exista. Este mejoramiento en los niveles de igualdad es aún más evidente en el área rural. Ver gráfico 2.