En las redes sociales se viralizó un video en el que se ve a dos tractores, uno de ellos con un acoplado y otro con una pala excavadora, junto a una fosa común y un nicho, en lo que sería un cementerio. Allí, ambas maquinarias, guiadas por hombres con mascarillas, proceden a depositar el cuerpo de una persona, envuelto con unas sábanas y un colchón, en la fosa. Sí, leyó bien y la imagen habla por sí sola.
Se trata del entierro de una persona que falleció por COVID-19 en la ciudad de Puerto Casado, departamento de Alto Paraguay, Chaco, y que a raíz de la falta de servicio fúnebre en la zona fue sepultada de esa manera. Este hecho confirma que estamos en el peor momento de la pandemia.
La víctima del virus estuvo en el Hospital de Puerto Casado, que no tiene servicio de ambulancia; en la zona tampoco hay servicio de funeraria y ningún poblador quiso prestar su vehículo particular para trasladar el cuerpo hasta su última morada.
El fallecimiento se produjo hoy, miércoles 17 de marzo, y se tuvo que recurrir a la municipalidad local para conseguir dos tractores para enterrar el cuerpo en una fosa común. El procedimiento estuvo a cargo de funcionarios del hospital, que usaron sus trajes, y se realizó guardando la distancia correspondiente. Sin embargo, un entierro en dichas circunstancias no puede considerarse digno.
En su momento, el director del centro asistencial, Emilio Riveros, había manifestado que se cansaron de tratar de concientizar a la población sobre la pandemia y las medidas sanitarias a implementar para evitar el contagio. Precisó que además de la desidia de las autoridades, la gente tampoco ayuda, por lo que las imágenes observadas hoy volverán a repetirse hasta que se tome con seriedad a la enfermedad.
El país está en alerta roja sanitaria. Hasta ayer, el total de casos confirmados era de 183.348. En tanto, la cifra de fallecidos aumentó a 3.554. La cifra de internados trepó a 1.502, de los cuales 354 están en las distintas unidades de terapia intensiva del país. Hacé tu parte, cuidate y cuidá a otros. LA NACION