Asunción, Agencia IP. – Hace 36 años, se realizó la inauguración del aprovechamiento hidroeléctrico de Itaipu y el inicio del suministro simultáneo de energía eléctrica al Paraguay y al Brasil. En dicha ocasión, los presidentes de ambos países habilitaron de forma oficial la Central Hidroeléctrica de Itaipu (CHI).
Si bien, la usina empezó a generar energía eléctrica el 5 de mayo de 1984, el 25 de octubre se realizó la bendición de la primera unidad generadora de la Central Hidroeléctrica de Itaipu que en ese momento era la más grande del mundo, y que, actualmente, sigue siendo la mayor generadora de energía limpia y renovable del planeta, con una producción de más de 2.750.600 gigavatio-hora (GWh) desde el inicio de sus operaciones.
Hoy, a casi cuatro décadas de ese momento histórico para el país, Itaipu sigue siendo referencia mundial en cuanto a producción de energía, y en los índices de utilidad de agua y de disponibilidad de máquinas, con una visión y misión claramente sustentables, informó la Itaipu.
En el Edificio de Producción de la Central, ubicado en Hernandarias, sigue vigente la placa que recuerda el acto realizado aquel 25 de octubre de 1984, donde quedó oficialmente inaugurada la represa de Itaipu.
La Central Hidroeléctrica de Itaipu es considerada como una de las siete maravillas de la ingeniería del mundo moderno, según una encuesta realizada por la Asociación Americana de Ingenieros Civiles (ASCE), entre profesionales de diversos países, publicada en 1995 por la revista “Popular Mechanics”.
Acompañan a Itaipu, el puente Golden Gate de San Francisco; el Canal de Panamá; el Eurotúnel que une a Inglaterra y a Francia bajo el Canal de la Mancha; el Control de las Aguas del Mar del Norte en Holanda, el edificio Empire State en Nueva York y la Torre de la Canadian National.
Itaipu Binacional mantiene su liderazgo mundial en producción energética, gracias al compromiso y profesionalismo de su calificado plantel técnico; el buen funcionamiento y la alta disponibilidad de sus unidades generadoras, así como la implementación de un riguroso programa de mantenimiento, entre otros aspectos.
La suma de todo lo señalado es lo que le permite a Itaipu transformar su materia prima por excelencia, el agua, en energía para el desarrollo del país y su gente.