Más del 90% de la carne, la soja y el maíz tienen como destinos países miembros y asociados al bloque regional, que por su parte envían la mayoría de sus productos a Europa y Asia.
Más de 2,1 millones de toneladas de los principales productos agrícolas exportables terminaron en el primer trimestre del año en países de la región, especialmente en Argentina y Brasil, que en conjunto concentran casi el 80% de las compras. Más que la dependencia hacia el Mercado Común del Sur (Mercosur), al economista Luis Rojas le preocupa la concentración de estos rubros en pocas empresas y la poca diversificación en el sector agropecuario.
Más de USD 1.000 millones de ingresos de divisas representan las exportaciones a los países vecinos. En el caso de la carne y el maíz, el volumen en toneladas enviadas al Mercosur tuvo un crecimiento de 53% y 152%, respectivamente, mientras que la soja disminuyó la cantidad como efecto del atraso de la campaña agrícola; no obstante, la concentración de Argentina, Brasil y Uruguay es de 95%, tres puntos más que los primeros tres meses del 2020.
La participación de Chile, país asociado al bloque comercial, fue de más de 30% al cierre de marzo y su concentración siguió aumentando para abril, mientras que Perú tiene una poca relevancia en las compras.
De esta manera, Paraguay cubre la demanda de los socios que quedan desabastecidos de producción nacional debido a sus masivas exportaciones a China, el mayor consumidor de alimentos del mundo.
Para el economista Luis Rojas, poco pudo haber influido la pandemia con las restricciones de movilización y las consecuencias económicas en los países, sino más bien tiene una fuerte influencia la decisión de las empresas exportadoras que proveen a sus sedes instaladas en países vecinos, donde la soja y el maíz se industrializan para luego ser enviados a Europa y Asia, entre otros destinos.
“El problema es esta gran dependencia hacia las empresas que controlan el comercio, pagando pocos impuestos y el otro problema es la dependencia de la economía hacia estos rubros, la soja, el maíz y la carne, como sus derivados”, señaló.
Al respecto, señaló a las multinacionales Cargill y Bunge, del sector de los granos y que operan con capital estadounidense, en tanto que en la industria cárnica apuntó a Concepción y Minerva, financiadas por empresas de Brasil.
Esta situación representa para el economista una vulnerabilidad a cualquier cambio en el mercado mundial, como el caso de los precios y la demanda.
La segunda consecuencia es la concentración de tierra, de capital y recursos productivos, refiriéndose a la pérdida de diversificación y la falta de incorporación de otros actores como el campesinado, con una matriz que incluye frutas, hortalizas, granos, entre otros.
Panorama. Para los agroexportadores esta tendencia continuará, ya que Brasil demandará fuertemente el maíz, pero también la soja, aunque en este rubro seguirá en segundo lugar, después de Argentina, que compra más del 70% de la materia prima exportable. En el caso de la carne, Chile es el cliente por excelencia, tanto en volumen como en precios.
LA CIFRA
1.000 millones aproximadamente ingresaron en tres meses al país por la exportación de productos agropecuarios al Mercosur. UH