No existe la magia, ¿o sí?, en el viejo oficio de contar los hechos para que la gente los conozca y valore. Tal vez la magia resida hoy más que nunca en saber reinventarse, aunque esa palabra suene a cliché, volviendo a la fuente del rigor en la búsqueda de la verdad, pero con el traje nuevo que nos ofrece la tecnología.
- Por Marycruz Najle
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- Entrevistas: María Paz Vaesken
Como cada año, el 26 de abril es fecha opor tuna para reflexionar, debatir y analizar más en detalle el oficio de periodistas. El calendario nos dice que se conmemora el Día del Periodista Paraguayo, como homenaje a la aparición del primer periódico del Paraguay, el 26 de abril de 1845 bajo el significativo nombre de El Paraguayo Independiente, toda una declaración de principios por parte del entonces gobierno de Carlos Antonio López, cuyo objetivo fue lograr que los países vecinos (y el mundo) reconociera al Paraguay como un país libre y soberano. Se llegaron a publicar 118 números del periódico, hasta el 18 de setiembre de 1852. Desde entonces y bajo diferentes circunstancias, la prensa ha cumplido una tarea importante para la sociedad paraguaya y la sigue ejerciendo hoy, en una circunstancia tan especial.
El Día del Periodista Paraguayo, desde el 26 de abril de 1991, también lleva un lazo de negro luto ese día, balas asesinas disparadas por sicarios atacaron al periodista Santiago Leguizamón en plena calle de Pedro Juan Caballero, a quien le quitaron la vida y enviaron así un terrible y oscuro mensaje a la prensa y a la sociedad paraguaya toda, que percibió con horror hasta qué punto el trabajo de los profesionales de la prensa puede ser de alto riesgo ante el enorme poder de fuego de los grupos mafiosos y organizaciones criminales.
Desgraciadamente, no fue el único caso el de Leguizamón de un periodista asesinado por cumplir a cabalidad con el compromiso de su oficio, pero sí el más emblemático y estremecedor por ocurrir en los albores de la transición democrática y en el mismo día dedicado a festejar a los trabajadores de la prensa.
DE PRIMERA MANO
En esta recordación a los periodistas fuimos a preguntarles cómo valoran esa tarea los que hoy en día enseñan en las facultades y se han retirado de la vida en redacciones o cobertura. También nos acercamos a los corresponsales en zonas del interior del país, muchas de ellas conflictivas y abundantes en precariedades y peligros para los trabajadores de la prensa, para que nos cuenten cómo es su día a día en estos tiempos, y tenemos el mensaje de jóvenes comunicadores que son “hijos” del periodismo en este tiempo de multimedios, en los que se refleja la realidad hoy, como un espejo de múltiples caras, todas ellas destinadas a cumplir con la tarea de informar y entretener, como decían los viejos manuales.
CON EL OFICIO EN LA SANGRE
“El rol de informar a más de 400 kilómetros de distancia de la capital del país tiene varias aristas que a pesar de mi corta edad voy aprendiendo a lo largo de estos 6 años que vengo trabajando en los medios de comunicación. De hecho, provengo de una familia de comunicadores, mi padre don Luis María Flecha Dávalos, un señor periodista de antaño que prácticamente aprendió las técnicas de supervivencia en una selva inhóspita, donde las facilidades tecnológicas parecían una idea inconcebible. Son estas situaciones que uno va observando y admirando, las que fueron sembrando en mí el deseo de querer algún día abrazar esta profesión. Así fui creciendo y un día, después de cumplir 19 años, me inicié a nivel nacional tras la divulgación de prueba de vida de Arlan Fick en octubre del 2014, esto me catapultó a comenzar mi carrera como corresponsal departamental de medios nacionales”.
“Tener el honor de pertenecer al Grupo Nación me da la responsabilidad de representar al primer departamento del país: Concepción, un lugar que en poco tiempo se posicionó como una zona clave para cultivar organizaciones guerrilleras y lastimosamente destacarse en este ámbito. Ser corresponsal representa la tarea de ubicar los acontecimientos periodísticos de todo un departamento en la memoria de la gente, para que sepan qué realmente está pasando y escuchar decir en una ronda de tereré: “Escuché en la 970 que en Concepción pasó esto”, “Vi en GEN que en Concepción hicieron aquello”, me da una grata satisfacción que realmente la información llegó. No obstante, moverse en Concepción no es para nada una tarea fácil. Sortear tramos intransitables para llegar a escuchar la queja de toda una comunidad alejada de la ciudad que no recibe atención del Estado se traduce en hacer malabarismos diariamente. Moverse en un departamento donde el porcentaje de caminos asfaltados no llega ni al 20% se convierte en uno de los principales problemas. De hecho, hay zonas donde únicamente uno accede por balsas precarias que son construidas por los propios lugareños de las comunidades que necesitan ser escuchadas”.
“Si a esto añadimos el factor de riesgo que tomamos los corresponsales al asistir a un lugar donde el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo recientemente atacó. O visitar un lugar remoto en el bosque, sin posibilidad de obtener absolutamente ninguna señal de telefonía móvil para acompañar a una madre que busca desesperadamente a su hijo secuestrado son situaciones que vivimos diariamente con el afán de informar y dejar al criterio de la opinión pública los hechos que trascienden en esta zona del país. Particularmente, contar con un chófer, un camarógrafo, cronista o fotógrafo son lujos que ningún corresponsal se permite en esta zona del país, en mi persona recae la asignatura de cubrir todos los roles posibles para poder brindar la noticia de la forma más objetiva, imparcial y confiable posible”.
“Hoy, pasamos un atípico día del periodista dónde la situación que nos plantea esta pandemia se basa en enfocarnos en el COVID-19 desde todos los puntos de vista posibles. Gracias a la cobertura del Grupo Nación con #GuerraContraElCOVID19 tenemos un único punto fijo que es: Informar. Mientras ustedes están en sus hogares, nosotros estamos afuera buscando llegar a la verdad o, al menos, a una parte importante de ella. Buscamos todas las fuentes posibles, incluidas las que son difíciles o peligrosas de alcanzar. Comprobamos los hechos y hacemos juicios explícitos acerca de la calidad de las pruebas.
Por consiguiente, cubrir departamento tan particular como Concepción tiene sus diferentes caras, sin embargo no me arrepiento de elegir esta profesión como un método de llegar a las personas. Si me dieran a elegir, volvería a optar por el periodismo en un caleidoscópico mundo de tantas profesiones existentes. Desde la Perla del Norte un saludo a todos los colegas: ¡Feliz día del Periodista!”.
INFORMAR CONTRA VIENTO Y MAREA
“Como corresponsal del departamento de San Pedro, uno de los departamentos más grandes de la región y que además es considerado uno de los más pobres de nuestro país, donde existe mucha pobreza, desigualdad, luchas sociales, afectado por secuestro y zona roja considerada de influencia del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), así se puede resumir el trabajo periodístico que un corresponsal debe cubrir en esta zona, muchas veces se convierte en un peligro constante”.
“Actualmente, la situación crítica generada por la pandemia del coronavirus que también golpea a este departamento, incluso con mayor fuerza, porque se paralizaron completamente los trabajos, muchos se quedaron sin empleo, ni siquiera ya cuentan para el pan de cada día. Pero ante todo esto surge la solidaridad de los vecinos que pese a su situación económica acuden a las ollas populares en los diferentes lugares del segundo departamento como una forma de ayudarse mutuamente para no pasar hambre y sobrellevar esta crítica situación”.
“La labor de un corresponsal del interior se caracteriza por un trabajo multifacético por el hecho de que cumple el rol de reportero, fotógrafo, camarógrafo, editor, chofer, mecánico y normalmente para realizar una cobertura periodística el desplazamiento significa varios kilómetros, teniendo en cuenta que el departamento es bastante extenso”.
EL DESAFÍO DE ENTENDER LA REALIDAD
“Cada persona que incursiona en el periodismo toma un camino distinto. En mi caso, lo que inicialmente fue un hobby, escribir sobre deportes, se fue convirtiendo primero en una pasión y luego en una profesión. Al pasar los años, aquello que es fundamental para que el trabajo sea completo se repite día a día: investigar, confirmar, fundamentar, enfocar en aquello que fue pasado de largo o ignorado en su momento. El desafío es entender esta realidad, y adaptarla a las cambiantes formas de llegar a las personas, sea en el ámbito deportivo, jurídico, político o social. Sin importar lo que cambie, la vocación siempre será justificada si uno da lo mejor de sí y aprende cada día a mejorar, sabiendo que alguien que está leyendo, escuchando o viendo, está buscando una verdad”.
“HA OCURRIDO ALGO INSOSPECHADO”
“Me pidieron una reflexión sobre la tarea periodística. Resultaría muy fácil decir que todo está deteriorado tanto en la calidad de los contenidos, como en la formación y preparación de los actuales profesionales. O que la tecnología desplazó a los medios masivos tradicionales. Sin embargo, hay ahora algo insospechado que a inicios del 2020 no teníamos imaginado los periodistas de aquí ni colegas del resto del mundo. Mientras la audiencia del planeta dejaba de lado aquella información proveída por la radio, la televisión y los diarios, y la sustituía por aquella que le llegaba por internet y las redes sociales, surgió algo increíble. Un virus vino a reivindicar la tarea que siempre nos tocó realizar. Nuevamente los medios tradicionales ganaron un lugar privilegiado, porque solo hay que atender las noticias contrastadas y verificadas. Las falsas que inundan el ambiente están siendo combatidas abruptamente dentro del marco de la información responsable. Es un fenómeno interesante que ojalá podamos capitalizar y evitar el colapso de la prensa del que tanto se habla en los últimos años”.
NO PERDER LA CAPACIDAD DE ASOMBRO
“Corté la llamada sin ver el celular por las lágrimas, sin creer que conseguí mi primer trabajo en los medios. Manejar las redes sociales del diario La Nación fue desafiante, no conocía el humor de Twitter y no sabía nada de política. Con ayuda de compañeros, retos de mis jefas y burlas de la audiencia, aprendí. Al tiempo, ya redactaba historias, especialmente de pueblos indígenas. Con casi 3 años en el diario, me llamaron para ser cronista de GEN. La ansiedad no me dejó dormir por meses. Temblaba, no solo de frío frente a refugios de la SEN y en zonas inundadas, sino del nerviosismo. Y ni hablar de coberturas con ministros. Sin embargo, en la calle uno conoce la realidad, el humo en incendios, el calor de braseros de asentamientos, y desde ahí poder denunciar para que la gente reciba la ayuda del Gobierno y la solidaridad ciudadana. Especialmente en esta pandemia es cuando los periodistas debemos enfocarnos en el lado humano. No hay que perder la capacidad de asombro, ya que nos permite indignarnos y compartir logros. La noticia siempre es la gente”.
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LAS MISMAS EXIGENCIAS
“El periodismo de hoy tiene las mismas exigencias de siempre en cuanto a rigor, honestidad informativa y calidad. En donde ha cambiado mucho es en la incorporación de la tecnología, porque eso llevó a que por una inexplicable razón de informar tan rápido como en redes sociales, se deje de lado, muchas veces, la calidad y el rigor en la información difundida. Las redes sociales han contribuido a una mayor contraloría de la ciudadanía a los actores políticos e instituciones, incluso a la propia labor informativa, pero jamás podrá sustituir un tratamiento informativo completo, riguroso, honesto y con el contexto necesario, siempre y cuando se cumpla con estas características”.
“No veo bien la situación actual, veo a la superficialidad avanzando sobre una labor periodística de calidad, la prensa escrita que ha sido la vanguardia en un buen periodismo, no está pudiendo sostenerse. En contrapartida, la tecnología está siendo fundamental en este tiempo de emergencia sanitaria mundial, porque mediante las diferentes herramientas se está pudiendo incluso trabajar desde las casas, ante las exigencias de la menor exposición posible”.
“La situación nuestra es siempre diferente, porque los corresponsales debemos abarcar todos los temas. Ante hechos críticos que comprometen a actores de poder en diferentes ámbitos, estamos más expuestos y vulnerables a tener dificultades en la tarea de informar. Pero, debo decir que la tarea de informar desde el interior del país, en una nación tan concentrada en la capital, nos da una visión mucho más amplia de lo que ocurre a nivel general, cosa que suele ser un problema en muchos periodistas de la capital, sobre todo de radios y televisión”.
“En otro sentido, los que están en la capital tienen mayores posibilidades de contar con respuestas desde las propias fuentes principales, mientras que nosotros tropezamos muchas veces con la excusa de que tal o cual tema solo en la capital están autorizados a dar. Sin embargo, cuando la decisión es el rigor y la honestidad, nada es impedimento”.
“Otro factor es la precariedad laboral. Los corresponsales de medios escritos contamos con coberturas laborales acorde a la ley, pero muchos trabajadores de prensa de medios locales están totalmente desprovistos de lo mínimo”.LA NACION
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