La embarcación Aquidabán se convierte en un verdadero supermercado andante que recorre el río Paraguay. En el Norte, persiste la tradición del viaje en barco desde Concepción hasta el Pantanal paraguayo. Hace 50 años que resiste la travesía por el río.
Todos los martes, la lancha Aquidabán zarpa del puerto de Concepción rumbo a Bahía Negra. El viaje dura tres días y llega a destino cada viernes. Tras unas horas de permanencia en el lugar, vuelve a Concepción, llegando a la capital departamental el domingo a la mañanita.
“En los últimos meses ha bajado la cantidad de pasajeros y cargas, sin embargo con la seguidilla de lluvias de nuevo hay más flujo de interesados en los viajes porque los caminos se descomponen”, contó don José Desvars, patrón de la embarcación.
OFERTA EN EL RÍO. El barco se convierte en un verdadero supermercado andante porque lleva absolutamente de todo. Desde agujas, frutas, verduras hasta electrodomésticos y biciclos, que son mercadería que bajan en diferentes puertos como Pinasco, Puerto Casado, Vallemí, Fuerte Olimpo y Bahía Negra; última parada en el Pantanal paraguayo.
Sustento. Hace tres décadas que Amelia Amaro (73) oferta productos en el barco.
Doña Amelia Amaro, de 73 años de edad, hace 30 años que viaja en la embarcación siendo la macatera más antigua. Narró que gracias a este trabajo ha criado a sus hijos y que actualmente le sirve para mantenerse y cuidar su salud.
“Solo para mis controles médicos me quedo, luego todas las semanas viajo y llevo de todo un poco”, dijo.
UN VIAJE POR EL PANTANAL. La embarcación da vida al Puerto Antiguo de la ciudad cada vez que zarpa y que retorna a la ciudad.
Los pasajes son accesibles teniendo en cuenta la distancia que cubre. A Bahía Negra cuesta G. 140.000, a Fuerte Olimpo alcanza G. 100.000. A Vallemí el precio llega a G. 80.000.
Al costo del pasaje se deben agregar los costos de alimentación, porque el viaje, dependiendo de la distancia, dura de 1 a 3 días. A Bahía Negra se llega en tres días.
La lancha Aquidabán es de la familia Desvars, de Concepción, y hace más de 50 años que trabaja en el Norte cumpliendo un servicio social importante.
Décadas atrás, el río era la única forma de llegar a comunidades ribereñas norteñas, porque a partir de Concepción no existían caminos por tierra. Sus viajes son tan continuos, que solamente para dos veces al año, en Semana Santa y Año Nuevo.
Fuente: Última Hora
