“Es terapéutico, relaja totalmente y salís nuevito de ahí”, dijo una de las personas que contaron su testimonio.
Don Castor Martínez (48) prefería quedarse en su cama todo el día. El dolor en su espalda y en sus piernas era más fuerte y no quería levantarse ni siquiera para ir al baño.
Era insoportable. Sufría en demasía. Ni los mejores doctores, ni médicos ñana a los que visitó pudieron encontrar una solución para sanarlo. Ningún remedio -por más fuerte que fuera- le devolvía la sonrisa que le caracterizaba. Pero un día todo cambió. Un amigo le recomendó visitar un lugar. No era ningún hospital, ni algún centro asistencial. Era un sitio paradisiaco en medio de un bosque por donde las aguas de dos arroyos se unen en un único salto y producen dos cascadas diferentes.
Allí se encuentra la misteriosa cueva a la que llaman “Piraymí”. “Si te bañás en el interior de la cueva tu dolor desaparece”, le dijo su amigo. Don Castor -entre incrédulo y desesperado- le contestó que si ya intentó de todo, no pierde nada si prueba algo más. Fue, se bañó en el cauce dentro de la cueva y tan solo unas horas después el dolor que le tenía a maltraer desapareció, según contó. Como él son varios los testimonios que aseguran que en ese sitio se curaron de algún mal. La propiedad queda en el departamento de Amambay, en la zona de Capitán Bado, una región de una riqueza natural enorme, que muchas veces es opacada por la imagen de violencia.
“Yo fui por intermedio de un amigo, la verdad fui más para disfrutar de la naturaleza porque eso que iba a sanar no creía tanto, pero el dolor de espalda y piernas se fue milagrosamente. Algo curativo hay en ese lugar, aquí el dolor se va”, contó a Crónica don Castor.
“En el sitio encontré a algunas personas que también me contaron que venían por la misma razón: para curarse. Es terapéutico, relaja totalmente y salís nuevito de ahí”, agregó.
Las aguas se llevaron su sufrimiento
El lugar es conocido para los de Capitán Bado y cada vez más son las personas que acuden para buscar alguna solución de sus dolencias. “Yo sufrí por más de 10 años de un dolor de espalda que me tenía muy mal. Ya probé de todo y estas aguas se llevaron ese sufrimiento. Ahora hasta puedo jugar al fútbol nuevamente, salir a correr, sentarme sin dolores”, dijo don Castor.
“Allí es otro mundo, es la naturaleza pura que hace su encanto”, añadió el karai. “Yo me acosté en las aguas y me dejé llevar. Estuve unas horas flotando y la verdad que salí como nuevo”, finalizó.
Los que van sí o sí regresan en otra ocasión: “Es mágico”
La mi ster iosa cueva de “Pyraymí” está ubicada a unos 25 kilómetros antes de llegar al centro de Capitán Bado. Se ingresa por un camino de tierra unos 2 kilómetros hasta llegar a un bosque.
Luego hay que caminar unos minutos hasta llegar a este sitio considerado por muchos de enigmático. “No todos conocen el lugar. Pero los que saben casi siempre regresan para encontrar el verdadero relajamiento. Esas aguas tienen algo mágico, porque la gente así lo dice cuando cuenta su testimonio”, dijo don Carlos Argüello, vecino de la zona. CRONICA