Sopresivamente Colombia votó “No” al pacto de paz con las FARC
03 Oct 2016
Contra todos los pronósticos, Colombia votó sorpresivamente “No” ayer al pacto de paz que buscaba poner fin a 52 años de guerra con la guerrilla FARC. Con 99,25% de las mesas escrutadas, la opción del “No” (50,24%) se imponía a la del “Sí” (49,75%), poco más de una hora después de que cerraran las urnas para esta histórica votación, en la que se registró una participación del 37,28%.
Unos 34,9 millones de colombianos fueron convocados a pronunciarse sobre el pacto firmado el 26 de septiembre entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno de Juan Manuel Santos.
Los colombianos dicen estar hartos de la guerra, pero muchos rechazan hacer concesiones a las FARC, que marcaron la historia reciente con masacres, secuestros, extorsiones y desapariciones forzadas. Lo negociado desde el 2012 en La Habana fue rechazado porque aunque
Alvaro Uribe, ex presidente colombiano y defensor del “No”, también emitió su voto.
Alvaro Uribe, ex presidente colombiano y defensor del “No”, también emitió su voto.
6.346.055 personas votaron por el “Sí”, superando el umbral de 4,5 millones de votos requeridos para avalar el acuerdo, fueron más las adhesiones por el “No” (6.408.350).
El gobierno ha dicho no tener un plan B si triunfaba el voto negativo a la pregunta: “¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?”.
“La paz es ilusionante, los textos de La Habana decepcionantes”, dijo más temprano el ex mandatario y actual senador, Álvaro Uribe, para quien el acuerdo otorga impunidad a los rebeldes y encamina al país hacia el “castrochavismo” de Cuba y Venezuela. “Ganó el odio” – “Ganó el odio, ganó el odio a las FARC”, dijo a la AFP Jorge Restrepo, director del centro de análisis Cerac. “Quedamos sumidos en una profunda crisis política y con unas consecuencias económicas muy negativas”, agregó.
Ahora son las FARC las que “decidirán si siguen con el desarme, la reintegración y el cese el fuego bilateral”, dijo, en alusión al proceso iniciado con supervisión de las Naciones Unidas en cumplimiento de lo estipulado en el marco del acuerdo ya sellado.
El pacto con las FARC, de 297 páginas, buscaba terminar el principal y más antiguo conflicto armado de América, un complejo entramado de violencia entre guerrillas, paramilitares y agentes estatales, con saldo de 260.000 muertos y 6,9 millones de desplazados.
En la sede de la campaña por “Sí”, en el emblemático hotel Tequendama en el centro de Bogotá, se vivía un clima de luto. “Nadie estaba preparado para esto, no había plan B. Ahora no sabemos qué puede pasar, pero está claro que las condiciones que se les dio a las FARC para el acuerdo han pesado mucho y la falta de movilización del electorado colombiano también”, dijo a la AFP el ingeniero Jorge Cifuentes, de 55 años.
El acuerdo preveía FARC ingresarán a la política legal. Sus 5.765 combatientes, según cifras de la guerrilla, deberán concentrarse en 27 sitios para su desarme y posterior reinserción a la vida civil, un proceso de seis meses que será supervisado por las Naciones Unidas.