EN MISIONES. Ayolas es la más afectada por la bajante del cauce hídrico. EN ÑEEMBUCÚ. El panorama es extremadamente crítico en esta zona.
Édgar Medina
CIUDAD DEL ESTE
Si bien el Alto Paraná no registra mucho tráfico fluvial con embarcaciones de mayor calado, la particularidad de las rocas que sobresalen en el lecho del río se vuelve peligrosa incluso para pequeñas embarcaciones a causa de la histórica bajante del nivel del río Paraná en toda su extensión.
“En Ciudad del Este, en la escala hidrométrica instalada por la Itaipú, no tenemos escala hoy, porque el nivel es inferior a los 4 metros, donde se inicia la escala. El río es muy nómada en la zona. Puede subir hasta un nivel a la noche y bajar totalmente en la madrugada. Es un estiaje normal en esta época del año, pero desde enero por ahí se tiene esta problemática”, afirmó el capitán de navío Christian Rotela, comandante del Área Naval del Este.
La sequía aún no afecta a las embarcaciones menores, con poco calado, ya que no existe tráfico fluvial incrementado en el Alto Paraná, porque las barcazas con convoyes llegan solamente hasta el Puerto Agrotoro, que es el único puerto granelero que opera en el departamento, en Ñacunday.
El río tiene la particularidad de que está lleno de piedras y rocas. “Toda la ribera es rocosa, eso dificulta para el que no conoce y se puede sufrir un accidente por la posibilidad de embestir con una roca, especialmente de noche, por lo que se restringen las actividades en el río en ese sentido”, afirmó el comandante militar.
El capitán aclaró que es la Itaipú la que levanta los datos hidrométricos en el Alto Paraná, para lo cual instaló una escala a la altura de la Base Naval del Este y otras dos escalas en Presidente Franco.
SOLO EL RÍO
La causante del histórico descenso del río Paraná es la sequía que golpea al Brasil, en la región donde nace el río y sus afluentes que lo alimentan en todo el trayecto. Hace tres semanas que la NASA publicó unas imágenes satelitales del fenómeno. Con relación a la agricultura, la falta de lluvias no afectó hasta el momento a la producción, conforme a lo señalado por el ingeniero Rubén Sanabria, de la Coordinadora Agrícola del Paraguay. Las heladas sí provocaron destrucción a la producción de maíz en mayor volumen y trigo un 20% de acuerdo con resultados preliminares. “Hay un déficit hídrico. Teniendo en cuenta lo que debe caer en estos meses, no es satisfactorio, pero con el buen manejo de la agricultura extensiva se retiene la humedad en el suelo y también en la zona el sereno mantiene el nivel hídrico para los cultivos”, afirmó el ingeniero.
Misiones y Ñeembucú
La turística Ayolas se encuentra gravemente afectada por la bajante del Paraná, que en años anteriores en esta época causaba inundaciones en la zona hoy en día esta casi seca. “No podemos recibir turismo en cantidad, estamos como estábamos acostumbrados, es una situación muy difícil a nivel comercial, acá es seguir aguantando y sobreviviendo para que pasen la pandemia y la bajante del río. Nosotros en años anteriores solíamos tener inundaciones en este tiempo y ahora tenemos una bajante tremenda. La sequía aguas arriba por la falta de lluvia en las cuencas nos deja esta consecuencia”, expresó José Mutti, intendente de Ayolas.
Por su parte, la aparición de fenómenos climáticos de gran intensidad no dejó ni deja de azotar a los campos en el Departamento de Ñeembucú. Este año una gran bajante de los ríos Paraná y Paraguay, escasez de lluvias y un invierno que deja secuelas de afectación por las fuertes heladas. Los lugareños manifiestan que la bajante del río provoca numerosos inconvenientes para la navegación. Asimismo, la pesca comercial es prácticamente nula, manifestaron los pescadores. La toma de agua en Pilar por ahora no representa inconvenientes; la aguatera estatal continúa con la provisión normal del líquido a los usuarios. UH