Rasgos de un posible feminicida: Sicóloga apunta a lo cultural

Ante los últimos hechos de feminicidios que se registraron en el país durante la Semana Santa, una sicóloga insistió en desarrollar políticas preventivas para erradicar este flagelo que enluta a varias familias. Apuntó a la educación sexual integral.

  

Mientras no haya educación sexual integral
Mientras no haya educación sexual integral, los feminicidios van a seguir ocurriendo, sostuvo una experta.  Prexel

En los primeros días del mes de abril se registraron cuatro hechos de feminicidios en el país, aumentando las estadísticas de mujeres que fueron asesinadas por razones de género.

Partiendo de este panorama social, Última Hora consultó a la sicóloga Lourdes Ostertag si existen comportamientos puntuales para identificar a un posible feminicida.

“Los hombres violentos no son enfermos mentales”, aclaró la experta y mencionó que, en algunos casos, el autor puede tener un trastorno mental asociado a su conducta.

En general, son hombres perfectamente funcionales en otros ámbitos de sus vidas, ya sea en el trabajo o con amigos, excepto en sus relaciones afectivas con sus parejas.

De acuerdo con la sicóloga, los hombres violentos y posibles feminicidas son muy celosos y posesivos, con la idea de que la mujer es de su propiedad y la cosifican.

“A lo que es mío, yo le hago lo que quiero”, señaló como un indicador.

El círculo de la violencia se inicia con los maltratos sicológicos, que pueden o no pasar por la física, y terminan con el asesinato de la mujer, que se califica como la violencia machista más extrema.

Estos desenlaces ocurren cuando la mujer quiere denunciar o dejarlo y el hombre no puede aceptar esa rotura.

Pero, desde el punto de vista de Ostertag, los feminicidios van más allá de “una mala conducta de un hombre individual”, sino que responden a una cuestión estructural y cultural: El patriarcado, un sistema establecido hace miles de años atrás y que “cultiva hombres machistas”.

La violencia contra la mujer es una manera de pensar de que las mujeres están en una posición de sumisión en relación al hombre. 

En ese sentido, explicó que el maltrato es una medida de disciplina. “El hombre, a través del maltrato, le está disciplinando a la mujer que le está desobedeciendo, que no está aceptando lo que él le impone. No acepta que ella tenga su voluntad”, puntualizó.

A su criterio, el patriarcado “enseña que el hombre es superior a la mujer, que está por encima de la mujer, que es el hombre el que manda”.

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No obstante, la sicóloga aclaró que “no todos los machistas son maltratadores o asesinos”, pero que sí se debe analizar una serie de situaciones que pueden llevar a un hombre a desarrollar esa violencia.

Por ejemplo, él pudo venir de un hogar donde había violencia o de niño fue muy maltratado, humillado y tal vez abusado. “(Estas vivencias) son caldo de cultivo para que este machista desarrolle una conducta violenta contra las mujeres”, explicó la sicóloga.

Las leyes no son suficientes

En nuestro país existen dos leyes contra la violencia machista y para garantizar el derecho a una vida libre en igualdad, ellas son la 1600 y la 5777.

Para Lourdes Ostertag, estas leyes son necesarias porque ayudan a “visibilizar y diferenciar un feminicidio de otros hechos violentos”, pero no son suficientes para erradicar este flagelo que enluta a familias y que deja niños huérfanos.

Incluso, la palabra feminicidio “sigue siendo cuestionada” por una parte de la sociedad, afirmó.

Sostiene que cuando llega “la sanción del feminicida, ya es tarde. La mujer ya murió, los niños ya quedaron huérfanos y toda una familia destruida”.

Bajo este argumento, la sicóloga apuntó a desarrollar políticas públicas de prevención e hizo hincapié en la educación integral de la sexualidad.

“Desde la más tierna infancia, en las escuelas y familias, hay que inculcar a los niños que las niñas son nuestros iguales, que no están por debajo de nosotros. Que los niños y las niñas tenemos los mismos derechos y obligaciones. Tenemos que tener la misma libertad de desarrollarnos y decidir sobre nuestras propias vidas”, expresó Ostertag.

La educación sexual integral genera mucha controversia dentro de la sociedad paraguaya y no prospera, según Ostertag, porque “hay personas, movimientos y religiones antieducación sexual” y frenan este modelo educativo.

Reiteró que mientras “no haya esta educación sexual integral y no se eduque a niños y niñas en igualdad, estos hechos van a seguir ocurriendo”.

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