Cómo suena cada letra en un determinado idioma no solo depende del aprendizaje académico, sino también de la historia particular de cada pueblo que lo habla, de las influencias recibidas de otros idiomas y de la lengua originaria. El castellano paraguayo no es la excepción, y también ha desarrollado una fonética particular. Conozcamos algunas de sus características.
Por: Carlos Darío Torres
Fotomontaje: Fernando Franceschelli
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Hablar en castellano paraguayo no solo significa utilizar un vocabulario propio, que se suma al heredado de los conquistadores españoles, sino que también hay lugar para los giros particulares y una forma de pronunciar letras, o pares de letras, que en algunos casos es una pronunciación única y en otros es compartida con otros países, aunque siempre más o menos alejado de lo que establece la normativa lingüística.
Históricamente, Paraguay siempre fue un país periférico. Debido a su aislamiento, por su geografía, pero también por motivos políticos y económicos, no siempre despertó el interés de los investigadores extranjeros en la misma medida que lo hacían otros países vecinos. Y la investigación sobre la fonética del castellano hablado en nuestro país no escapó a esta realidad.
Por esa razón, existen pocos trabajos de investigación sobre el español hablado en Paraguay, hechos por lingüistas foráneos. Uno de ellos es el realizado por el sueco Bertil Malmberg, profesor del Instituto de Estudios Románicos de la Universidad de Lund, Suecia. En junio de 1946 hizo una breve visita al Paraguay y adelantó diversas observaciones lingüísticas en su trabajo Notas sobre la fonética del español en el Paraguay, publicado en 1947.
Pero el trabajo más completo y exhaustivo es el que llevó adelante el filólogo español Germán de Granda, experto en el contacto edl español con lenguas indígenas y residente en nuestro país entre 1977 y 1980 como miembro de la legación diplomática de España. Es autor de numerosos trabajos sobre el castellano paraguayo, entre ellos Observaciones sobre la fonética del español en el Paraguay.
El filólogo peninsular es experto en el contacto del español con lenguas indígenas, y residente en nuestro país entre 1977 y 1980 como miembro de la legación diplomática de España. Es autor de numerosos trabajos sobre el castellano paraguayo.
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Con acento guaraní
Germán de Granda considera fuera de discusión que buena parte de los rasgos fonéticos caracterizadores del español paraguayo se deben a la interferencia del fonetismo guaraní, lo que encuentra lógico si se tiene en cuenta la larga convivencia de ambos códigos en territorio paraguayo y las consecuencias de este hecho en otros niveles lingüísticos.
No obstante, no todas las peculiaridades de nuestro castellano –como bien lo hace notar de Granda– proceden del guaraní, y cita que muchas de ellas responden a fenómenos que son comunes en otras áreas de América y de España, alejadas de la influencia guaranítica, por lo que no siempre es nuestro idioma originario la fuente de las particularidades fonéticas.
Muchas de estas características pasan desapercibidas al oído paraguayo, pero no al de los extranjeros, quienes suelen criticar (olvidándose de que ellos tampoco tienen una pronunciación académica) el sonido diferente de algunas letras, o pares de ellas, en Paraguay.
Lo que de entrada suele llamar la atención del foráneo es la ruptura de los diptongos a través de la acentuación o alargamiento de la vocal débil. Esta característica suele afectar mayormente a la “i”, y cuando esta es la primera vocal del diptongo. Ejemplos: avión, Capiatá, Maciel, que se pronuncian avi-ón, Capi-atá, Maci-el.
En algunas ocasiones también afecta a la “u”, como en suave, que se pronuncia su-ave (siempre cargando la voz y alargando la vocal débil), pero que no se percibe en palabras similares, como huerta, huevo, en los que la diptongación sí se verifica.
Al contrario de lo que podría pensarse, este fenómeno tan característico del castellano paraguayo, también se repite en otros países que no tienen fronteras con Paraguay, según explica la profesora Estela Inca Appleyard. “El alargamiento no es exclusivo de nuestro país. Escuché en otros países que, por ejemplo, no se dice ‘suave’ sino ‘su-ave’. Es decir, no ocurre solo Paraguay”, afirma.
Compartido con regiones de otros países, principalmente algunas provincias de Argentina, la “y” se pronuncia como consonante, similar al sonido de la “g” inglesa (ejemplo: gender, género), francesa (ejemplo: genu, boca), italiana (ejemplo: gemma, joya) o portuguesa (ejemplo: gesso, yeso).
Pero según la norma académica el valor fonético de la “y” corresponde a un fonema consonántico palatal sonoro, generalmente fricativo y su articulación es más o menos abierta, llegando a tener, en español, una sonoridad semejante a la “j” inglesa y francesa, aunque suele ser más próximo al valor fonético de la “j” alemana (ejemplo: Jahr, año). Su sonido también es semejante al de la “y” inglesa en “yellow”.
La “ll” es un dígrafo que en el español actual de ciertas zonas representa un fonema consonántico lateral palatal. En Paraguay se pronuncia como lo establece la RAE, y se comparte con las provincias del Litoral argentino y con Bolivia. En la actualidad, quizá debido a la exposición a la pronunciación escuchada en programas de televisión traducidos en México y en otros países hispanoamericanos, los niños están perdiendo la pronunciación correcta, y lo convierten en la semiconsonante “y”.
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Solo en Paraguay
Lo que ocurre con la pronunciación de la “x” en los grupos “kt” y “ks”probablemente sí sea un fenómeno exclusivo del Paraguay, y por influencia del idioma originario, de acuerdo a lo afirmado por de Granda. El filólogo da cuenta de esta particularidad en su trabajo Observaciones sobre la fonética del español en el Paraguay.
En estos casos se producen vocalizaciones con la sustitución de la primera consonante por la sexta vocal guaraní (y). Para entender mejor: nexo, acción, espectáculo se pronuncian neyso, aysión y espeytáculo, en los que la “y” tiene el sonido de la sexta vocal guaraní. Lo correcto es nekso, aksión y espektáculo.
Y ya que tocamos grupos de letras, totalmente paraguaya es la pronunciación de la “tr”, que incluso en estratos sociales altos se suele leer con arrastre, casi como una “rr”. Por ejemplo: cuatro se pronuncia algo así como cuat-rro.
“El arrastre es por influencia del guaraní. Es muy característico del Paraguay, no suelo escuchar en otros países de habla castellano. Quizá en Clorinda. En Bolivia y Perú hay regiones que tienen una pronunciación parecida pero no es igual”, asegura Inca Appleyard.
También muy paraguayo es el alargamiento de las vocales para darle énfasis a alguna palabra. Por ejemplo: “Mi casa queda leeejos”; “es un perro liiindo”. Si alguien conoce casos similares en el castellano de otros países y, aun, en otros idiomas, que nos avise.
Conservar o eliminar
Valgan los casos citados como ejemplos de la identidad propia de nuestro español. Pero ¿debemos conservarlos o, por el contrario, ir dejándolos de lado con miras a una pronunciación más académica? La profesora Appleyard sostiene que en las escuelas se debe enseñar cómo decir correctamente los sonidos en castellano.
“Creo que hay que corregir, suena mal. Es una característica de nuestro castellano pero es un vulgarismo. En la primaria el maestro tiene que corregir esa pronunciación pero si la persona ya pronuncia así y nunca se le corrigió, entonces no se da cuenta de que está mal. Así no sé si vamos a llegar a corregir”, dice la docente.
Si cambiar los hábitos de pronunciación es casi una batalla perdida, tal vez no habría que rasgarse las vestiduras por ello. Quizá se debería seguir poniendo énfasis en la enseñanza de la gramática y aceptar que, así como hablamos el castellano paraguayo, es también parte de nuestra identidad cultural y tan digno como otros rasgos de nuestro ser nacional.
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Ruralismos
Germán de Granda identifica como propio de zonas rurales y de estratos sociales bajos, aunque estigmatizado y en retroceso, los cambios producidos en algunos grupos consonánticos. Así, vampiro y culantrillo se convierten en vambiro y culandrillo. En contrapartida, se encuentran abundantes casos de ultracorrección en los que se restituyen, falsamente, los grupos alterados. Por ej.: ampre (hambre), linto (lindo). Fenómeno parecido ocurre con sortado (soldado), lagrillo (ladrillo). Y con pueulo (pueblo), aular (hablar), y las ultracorrecciones como jabla (jaula).
UH.
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