El desafío clave para el futuro será el de mantener un crecimiento rápido e inclusivo. Actualmente se proyecta un crecimiento del 4% para el 2019, y tasas de crecimiento similares en el mediano plazo. La tasa de la política de 5¼% constituye un respaldo. De hecho, el crecimiento del crédito se ha acelerado y ahora está aumentando en 14% interanual, lo cual está impulsando la demanda interna. Los acontecimientos externos, incluyendo los acontecimientos económicos en Brasil y Argentina presentan riesgos a la baja, pero Paraguay ha demostrado resistencia a recesiones pasadas de estos países. La política monetaria tendrá que mantener un delicado equilibrio entre apoyar la economía y evitar el incipiente sobrecalentamiento.
La política fiscal permanece bien anclada por la ley de responsabilidad fiscal (LRF). El presupuesto para el 2019, cuyo objetivo es un déficit de 1½% del PIB, está en línea con el límite máximo de la LRF, pero alcanzar el objetivo requerirá mantener el aumento del gasto en línea con los aumentos de ingresos.
En el mediano plazo, el crecimiento rápido y continuo requerirá la transición de un crecimiento extensivo (basado en tasas de empleo más altas y expansión de tierras agrícolas) a un crecimiento intensivo (basado en aumentos de productividad).
El gobierno puede ayudar con este cambio abordando los impedimentos estructurales de la oferta. Puede crear un entorno propicio para la inversión del sector privado abordando las grandes brechas de infraestructura (también a través de las APP), mejorando la gobernabilidad y la transparencia, reformando el sistema de justicia y brindando servicios públicos más efectivos en salud y educación, en los que Paraguay está rezagado. De manera más general, se necesitarán políticas para lograr que el crecimiento sea más inclusivo para abordar la desigualdad de ingresos y riqueza, que sigue entre las más altas de Latinoamérica. Las reformas para fortalecer el sector financiero, incluso mediante la reforma del sistema de pensiones mientras la población aún es joven, apoyarán aún más al sector privado y ayudarán a movilizar los ahorros del sector privado.
Algunas de estas reformas necesarias requerirán recursos adicionales. Ampliar la base tributaria –reduciendo las exenciones e impulsando el cumplimiento– e incrementar los ingresos no tributarios (incluyendo los provenientes de la próxima revisión del tratado de Itaipú) pueden ayudar a generar más ingresos, incluso si las tasas tributarias se mantienen iguales. El uso más eficiente de los fondos existentes también ayudará a expandir el envolvente fiscal para las reformas. LA NACION