Benjamín Fernández Bogado
@benjalibre
Creían unos pocos que todos eran meretrices que podían ser subastables por cualquier dinero. Se acabó el mito de la plata que lo compra todo, el liberal que de la noche a la mañana se hace colorado, de los que viniendo de afuera no aprendieron la ética de los países donde estudiaron. Han dado pena. El resultado muestra con claridad que todavía podemos decir con orgullo: “che mboriahu pero che delicado” (soy pobre… pero digno). Duro cachetazo para los violadores de la Constitución, los que creyeron que con firmas falsas, interpretaciones aviesas, acuerdo espúreos y manipulación abierta de la justicia lo podían todo. Han perdido por basureada los indignos de vivir en una democracia de valores donde se respeta la norma, las instituciones y la Constitución es un pacto entre todos.
Perdió con claridad Cartes que ahora solo le queda resguardar sus intereses a como sea. Pedirá la justicia que no quiso respetar y probablemente tenga que sufrir las consecuencias de un país que bajo su administración sufrió el menoscabo más gravoso a su aún débil institucionalidad. El creyó que lo podía todo y ha sido derrotado por una realidad que ahora le costará mucho administrarla. Los paraguayos dignos se pusieron de pie y botaron con B larga a los prevaricadores del poder, a los que convirtieron a muchos en mercaderías de uso y de trueque. Ha ganado el país de la dignidad al que torpemente algunos pretendieron que viviera de rodillas.
Perdieron los violadores de la Constitución dentro y fuera del Partido Colorado. Es el fin del cartismo y de su socio liberal: el llanismo. Les espera la dura llanura donde deberán hacer una profunda mea culpa sobre por qué creyeron que violando la norma fundamental, comprando a mansalva aliados de ocasión y matando a un joven político al interior de un partido, eso les saldría barato e impune.
Ahora deberán enfrentar una nueva justicia. Esta que tenemos necesita absoluta y profunda depuración por cobarde, pusilánime y servil al poder político. Casi fuimos a una guerra civil por su incompetencia. Es también un llamado a la clase política a un profundo cambio. Ni Alegre ni Mario Abdo pueden pretender ni por asomo gobernar como siempre. Este pueblo… cambió y no tolerará seguir con lo mismo.
Se acabaron los señores feudales del Este, las mercaderas de voluntades como la de Santaní y otros muchos que alentados por el poder del dinero y una débil y ausente justicia podrían arrasarlo con todo.
Ha ganado el Paraguay. El digno, el que no se compra ni se alquila, el que no teme más a los poderosos, el que tiene la capacidad de despreciarlos el día de las elecciones con el peor calor posible. Este país se graduó hoy como Nación. Nunca más menoscaben a este país… nunca más.