Elba Marecos y Lorenzo Rojas,matrimonio vecino de Nueva Esperanza.
La convivencia de paraguayos nativos con los “brasiguayos” y su hijos y nietos, ya paraguayos, es armónica “y agradable” afirmó Elba Marecos, residenta con toda su familia desde nueve años atrás en Nueva Esperanza, Canindeyú. Desmiente que los colonos y sus hijos rechacen a los paraguayos.
Elba está casada con Lorenzo Rojas. Tienen cuatro hijos y cinco nietos. En su granja, donde residen, también tienen 50 gallinas ponedoras, tres guineas (que llenan de barullo la casa) y 40 chanchos. Atienden su chacra donde cultivan renglones de subsistencia y otros para la venta.
Canindeyu Digital.
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La vivienda está rodeada de árboles frondosos plantados por ellos; más allá, el área agrícola.
“Para nosotros, los cristianos, no hay fronteras. Convivimos en completa armonía con los colonos provenientes de Brasil y con sus descendientes. Todos son muy sociales, amables y solidarios”, dijo la mujer, a quién entrevistamos en su casa.
Acotó: “Tengo hermanos en Argentina y Brasil donde ellos son muy bien atendidos por los de esos países por lo que mi atención a los inmigrantes en Paraguay es doble, en gratitud a la hospitalidad de los argentinos y brasileños con los míos”.
El matrimonio tiene una hermosa huerta en la casa. Tienen un poco de todo como para evitar concurrir con frecuencia al supermercado en busca de verduras.
Ahora, que las gallinas andan perezosas para poner huevos, dijo que el record diario de la granja anda por los cinco a seis huevos diarios recolectados y que consumen en la casa y destinan otra parte para empollarlos.
La casa de estos paraguayos en Nueva Esperanza es tranquila, hermosa, llena de paz y alegría. Nos invitaron con un oportuno tereré medio mañanero para despedirnos después con la alegría de saber, por boca de otros paraguayos, que no existe ningún distanciamiento entre compatriotas criollos e inmigrantes brasileños como algunos difaman a través de las redes sociales.
ALTO PARANA DIGITAL.
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