El ex fiscal general del Estado Óscar Germán Latorre habló de la propuesta de abrir un diálogo y una negociación entre el Gobierno y el grupo criminal autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) y calificó a la misma como un disparate. Dicho planteamiento proviene del ministro de la Corte Suprema de Justicia Miguel Óscar Bajac Albertini.
Para el letrado esta idea no merece ni ser considerada por las autoridades nacionales, alegando que no se puede negociar sobre los muertos y las víctimas que dejó a su paso el grupo armado. Consideró además que pese a que el EPP tiene su nacimiento bajo el asesoramiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), no se puede comparar la situación buscando un acuerdo de paz como hizo el gobierno colombiano bajo la presidencia de Juan Manuel Santos.
–¿Qué opina de la propuesta del ministro de la CSJ Óscar Bajac de iniciar una negociación con el EPP?
–En primer lugar creo que es totalmente impropio que un ministro de la Corte haga un planteamiento semejante si lo que pretende es emular al gobierno de (Juan Manuel) Santos en Colombia. Pronto tendremos noticias del tremendo error que cometió el gobierno colombiano al hacer un acuerdo de paz que signifique impunidad por crímenes de lesa humanidad. Si esa es la idea, en Paraguay no va a correr.
Segundo, no se puede negociar sobre el cadáver de los muertos, de las personas que estos criminales asesinaron porque eso sería imposible de justificar por parte de quienes apoyan esta idea y en relación con los familiares de esas víctimas y a todo el pueblo en general. No creo que exista ningún paraguayo que se deje guiar por esa idea, que hasta parece un chiste.
La sacó de la galera, salvo que el planteamiento tenga relación con esta integrante del EPP que se presentó voluntariamente a la Justicia después de estar años prófuga. Si eso es así, también se trata de una intervención absolutamente irregular del ministro Bajac. Tal vez actúe de buena fe, pero la propuesta… No creo que en el Parlamento, ni siquiera los movimientos o integrantes de movimientos que tuvieron o tienen alguna relación con este grupo criminal vayan a apoyar una idea como esa.
El pueblo paraguayo lo que quiere es justicia y la justicia no se construye dando impunidad a unos criminales. Recordándole a Cecilia (Cubas) y recordando lo que fue aquella tarde noche en Ñemby, en mi opinión personal esta idea del doctor Bajac ni siquiera merece ser tratada porque es un verdadero disparate.
–Se habla de que la propuesta del ministro tiene que ver con el momento electoral. ¿Sería este realmente el objetivo?
–Si alguien cree que la propuesta del doctor Bajac va a traer un solo voto para la Alianza o para quien sea, alguna neurona se le quemó. Ese es un disparate, es una especulación que no tiene sentido. Este planteamiento si fue serio, tiene que tener otra motivación. Pero este disparate merece un trato justo, que ni siquiera sea considerado porque Colombia pronto comenzará o ya comenzó a arrepentirse del acuerdo de paz. Y nosotros vamos a cometer el mismo error.
No, jamás. No le veo del lado electoralista. Puedo pensar en diez hipótesis diferentes, pero siempre va a ser una especulación. Se dicen muchas cosas en Concepción sobre esto. No sé si son ciertas o no, pero si no le damos importancia al absurdo planteamiento, entonces eso no va a pasar simplemente de una intención que hasta puede ser válida, pero absolutamente inaceptable.
–El propio ministro se ofreció para ser el mediador entre el EPP y el Gobierno.
–Ese no es el papel de un ministro de la Corte, uno. Dos, me resulta llamativo que él se ofrezca para eso, lo que me permite sospechar que realmente hay un contacto ya establecido. Esperaría de un político una propuesta loca como esta, no de un ministro de la Corte. Bajac siempre fue un ministro de la Corte bien particular.
Yo nunca vi un ministro de la Corte ir a una convención del Partido Colorado, y Bajac fue a una convención y se sentó en la mesa principal y eso no está bien. Entonces yo creo que no hay que darle más importancia de la que tiene. Yo puedo salir el día de mañana y proponer un disparate, y el disparate tiene que tener el eco propio de un disparate, que nadie le dé bolilla. Yo haría eso, no darle importancia a esta propuesta inusual.
–Si se llega a dar este diálogo entre el Gobierno y el grupo criminal, ¿a qué se estaría exponiendo el Gobierno?
–Si el que propuso la idea, y Bajac no es el primero, pretende el Premio Nobel de la Paz a nivel Santos, se equivocó de país. Es tan disparatero el planteamiento que hasta resulta difícil debatir sobre ese tema en particular. En nuestro país el tema de la impunidad tiene cansado al pueblo. La gente aún cuando no entiende muy bien lo que pasa en un proceso, aun cuando los medios transmiten lo que supuestamente ocurre.
No creo que haya un paraguayo que apoye una propuesta como esta. Es absurda. Además, ¿quién va a ser el que asuma la responsabilidad de supuestamente dialogar?, ¿qué es lo que va a dialogar con estos criminales?, ¿sentarse a la mesa para qué?, ¿qué le pude ofrecer el gobierno? y, lo más importante, ¿qué es lo que le puede ofrecer el EPP? Yo no veo la posibilidad de ningún acuerdo sentando a las fuerzas del Gobierno con estos criminales, no tiene ningún sentido.
Tal vez Bajac está preparando su retiro porque pronto cumplirá sus 75 años y quiso hacer un poco de ruido, pero nadie va a pagar el costo, ningún político va a asumir la responsabilidad de dar impunidad a estos criminales. De eso estoy absolutamente seguro. Alguien se imagina que salga una ley que declare o conceda amnistía a la gente del EPP, yo no creo.
Estoy seguro de que los liberales van a rechazar la idea y más seguro aún estoy de que los colorados no van a permitir que eso se concrete en una ley que va a ser sancionada faltando al respeto a todo el pueblo paraguayo. Para mí este tema Bajac es una chucheada, es un comentario absolutamente poco feliz en un tiempo en que en realidad todos los sectores deberían unirse para realmente combatir a este grupo terrorista.
–Habló de emular al gobierno colombiano al buscar un acuerdo o un diálogo. ¿Cuál es la diferencia entre el EPP y las FARC?
–La primera diferencia es en el número de secuestrados y asesinados en el tiempo que esto lleva, pero honestamente hablando yo he leído el acuerdo de paz y aún me pregunto cómo el gobierno de Santos espera que ese acuerdo de paz realmente permita que el pueblo colombiano recupere la tranquilidad y supere 50 años de lucha, de muertes, de secuestros. ¿Cuál es el parecido? Y yo creo que hay mucho porque hay que acordarse de que el EPP creció bajo el asesoramiento de las FARC.
La semejanza entre uno y otro es la muerte y los secuestros, la vinculación con el narcotráfico, porque esa es una verdad que pocos quieren admitir, pero es una realidad. Si no se ataca al EPP en la línea del narcotráfico o vinculado al narcotráfico, esto no va a acabar nunca. Si le quieren bajar la caña a Bajac, pues se ganó. Pakova (José Ledesma) planteó lo mismo, Codehupy (Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay) en el 2010 planteó que se le dé tratamiento de beligerantes, con lo cual estos criminales deberían recibir el trato que prevé el tratado como con derechos que hoy como criminales no tienen. Esto es sistemático, fíjense y podrán ver que lo que plantean esto van sucediéndose una y otra vez. Hoy lo dice Pakova, mañana lo dice Bajac. El único que no habla del tema es Fernando Lugo, nunca habla.
–En ese punto siempre se habló de la vinculación de políticos como José Ledesma y Fernando Lugo con el EPP. ¿Esa supuesta vinculación tendría que ver con la falta de tomar en serio la situación y no haber erradicado a este grupo criminal?
–Lo de Sanguina Cué, cuando fue aprehendida Carmen Villalba por primera vez, fue en el 2003. En esa ocasión se incautaron equipos de radio, celulares, balas de mortero, un inventario de armas y también documentos que tuvimos que descifrar porque estaban todos encriptados. En ese documento, junio o julio del 2003, en su informe ellos decían que el entrenamiento de los aspirantes a incorporarse al grupo no ha sido de lo mejor y que solo el 40% aprobó los exámenes y ya fueron incorporados como combatientes. Un 60% iba a volver a rendir para ver si no mejoraban su rendimiento y que para ese fin de año ellos esperaban contar con 400 combatientes. Ese dato es revelador de que este problema se está minimizando y que es mucho mayor la capacidad del enemigo porque en ese mismo documento hablan del entrenamiento en Colombia y estos que hoy son integrantes del EPP, no son nenes de pecho porque aprendieron a matar, a deleitarse con la sangre de sus víctimas.
–¿Hasta dónde irían estos vínculos?
–En la Gobernación de San Pedro, en época de Wasmosy, estaba el gobernador Erico Ibáñez, el secretario general de la Gobernación era Juan Arrom. Entonces cómo vamos a sorprendernos de que eso esté hoy como está cuando nadie le dio importancia a este flagelo que apuntaba a ser verdaderamente grave. Me gustaría que alguna vez la prensa vaya a la Fiscalía y pedir a Quiñónez que les permita acceder a los documentos. La Fiscalía tiene documentación que lamentablemente debería estar en la página web para que la gente conozca porque todos opinan sobre el EPP, todos hablan de que hay que hacer esto y aquello, pero ninguno conoce la realidad, los problemas, las dificultades, como tampoco no conocen las técnicas que habría que desarrollar para que el combate produzca el combate que todos queremos.
–¿Qué se debe hacer para eliminar al EPP?
–El vicepresidente de Colombia, Pancho (Francisco) Santos, cada vez que venía a Paraguay le decía a la gente ‘no cometan ustedes el error que cometimos los colombianos cuando comenzó el problema no le hicimos caso, pensamos que era un problema menor y cuando quisimos reaccionar ya era tarde’.
Ese consejo lo dio todas las veces que vino a Paraguay y cuál fue la respuesta a esa sugerencia. No se le tomó en serio al EPP y hoy el combate es mucho más difícil porque hay una población civil que, por temor o por conveniencia o por relaciones de familia, lo encubre. Ellos no están en el monte todo el tiempo, en algún momento regresan. Hay que tener la idea de que no es un grupo único, son células, algunas activas y otras inactivas, pero en algún momento dado van a saltar y eso está más que claro en los documentos que se incautaron en Sanguina Cué. Yo no entiendo por qué no se asume esa realidad.
El EPP no son 20 locos. Son mucho más que 20. Ahora, esos mucho más que 20 ¿dónde están? Pero hay técnicas de investigación, hay trabajos de inteligencia que el Gobierno debe hacer. Es sumamente doloroso cuando vemos que algunos se pasan planteando esto mismo que planteó el doctor Bajac y hay cosas muy llamativas. LA NACION