“A primeros de abril, Hitler nos dio a entender que se quedaba en Berlín para llevar a cabo el combate definitivo allí”, escribió el piloto.
FUENTE: RT EN ESPAÑOL
El Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) ha desclasificado por primera vez los materiales del expediente penal del piloto personal de Adolf Hitler, Hans Bauer, que fue testigo de los últimos días del líder nazi antes de su suicidio el 30 de abril de 1945 en un búnker antiaéreo ubicado cerca de Berlín y conocido como Führerbunker.
En su testimonio, Bauer, que desde 1932 ejerció como único piloto de Hitler y siempre se encontraba en su cuartel general, revela que “estaba al tanto de los principales acontecimientos que ocurrieron justo antes de la caída definitiva y rendición total de Alemania”.
Los últimos días
Según describe el militar, Hitler, que a principios de enero regresó a Berlín desde Rastenburg, en Prusia Oriental (actualmente Kętrzyn, en Polonia), “se hacía cada vez más cerrado y pasaba todo el tiempo en su refugio”, si bien intentaba convencer a los demás de su confianza en la situación. “Durante sus días en Berlín, Hitler siempre mantenía una apariencia optimista y su confianza en la victoria de Alemania”, afirma Bauer. Estas declaraciones del Führer convencían a su círculo de confianza de que el país poseía una “nueva arma secreta, como una bomba atómica o un rayo de la muerte extremadamente potente”, que le otorgaría la victoria.
Sin embargo, tras el fortalecimiento del frente occidental y la llegada de los rusos al río Óder, el liderazgo del Tercer Reich empezó a evaluar sus posibilidades de salir de la ciudad o incluso huir al extranjero, aunque el propio Hitler afirmaba que “en ningún caso aceptaría huir de Alemania“. “A primeros de abril, Hitler nos dio a entender que se quedaba en Berlín para llevar a cabo el combate definitivo allí”, escribe.
“En dos ocasiones Hitler me ordenó salir de Berlín, pero me negué diciendo que iba a quedarme con él hasta el final y quizá fuera útil para él. Me dijo al respecto: ‘No, Bauer, voy a quedarme aquí y no le necesito’”, escribió el piloto, a quien al fin le permitieron quedarse. “El 26 y el 27 [de abril] las tropas rusas ya se acercaron a la estación de Potsdam y desde entonces yo ya no salía del refugio antiaéreo de la Cancillería [del Reich]”, detalló Bauer.
“Al final sí habrá que morir”
Mientras, los avances de los soviéticos y la traición de Heinrich Himmler, uno de los principales líderes del partido nazi y jefe de las SS, ensombrecieron aún más el estado de ánimo del liderazgo del Reich. “Entonces, al final sí habrá que morir…”, dijo la esposa de Hitler, Eva Braun, al enterarse de que Himmler en secreto estaba negociando con los aliados.
El 29 de abril, se supo que Hitler pidió al ministro para la Ilustración Pública y Propaganda, Joseph Goebbels, que lo casara discretamente con Eva Braun. “Todos pensábamos que Hitler decidió casarse con ella después de que decidiera morir junto con él, para que no dijeran que ella fue una amante de Hitler”, escribe.
“Víctima de sus generales“
Pese a la “seriedad de la situación”, el círculo cercano de Hitler no estaba al tanto de sus planes definitivos hasta el 30 de abril, cuando el propio líder nazi le comunicó sus intenciones a Bauer: “Bauer, quiero despedirme de usted, quiero agradecerle por todos los años de servicio. Le regalo como recuerdo este retrato del rey Federico en la pared. Es mi retrato favorito. Intente escapar de aquí”.
“Mis soldados ya no pueden y no quieren aguantar más. Ya no puedo aguantarlo”, le dijo Hitler a su piloto.
“Pedí que mi cuerpo y el cuerpo de mi esposa sean incinerados de inmediato, a no ser que ellos [los rusos] hagan conmigo algo como lo que hicieron con [el dictador italiano Benito] Mussolini”, agregó. “Un día, en el futuro, tendrán que escribir en mi lápida: ‘fue víctima de sus generales‘”, dijo.
Tras la despedida, Bauer no volvió a ver a Eva Braun. El piloto describe a Hitler en sus últimas horas como “muy envejecido” y “de mal aspecto”. “Sus manos temblaban, para mí estaba claro que tomó la decisión definitiva de quitarse la vida“, escribió Bauer. Más tarde, cuando fue para recoger el retrato, descubrió que Hitler y su esposa se habían suicidado, mientras que sus cuerpos ya habían sido rociados con gasolina e incinerados. “Alguien dijo: ‘Hay que limpiar los charcos de sangre’…”, agrega.
El 1 de mayo, Bauer salió del búnker a través de un túnel del metro y fue capturado por las fuerzas rusas al día siguiente. HOY