Los dos hermanos paraguayos capturados en Uruguay con 123 kilos de cocaína hacían, cada mes, un viaje de más de 6.500 kilómetros, cruzando cuatro países, y retornaban a su casa de Ciudad del Este con unos US$ 2.500.000.
Aníbal José Antonio Escobar Benítez (27 años) y su hermano menor Fabio Blas Escobar Benítez (24) fueron capturados el jueves último en la ciudad de Chuy, departamento de Rocha, en Uruguay.
Aníbal conducía una camioneta Hyundai Veracruz en la que escondía 45 panes de cocaína. Para simular un viaje turístico, llevaba a sus amigos paraguayos Carlos Andrés Andino Paniagua (27), Romina Armoa Ávalos (24) y Sixto Daniel Benegas Villalba (24).
Fabio, por su lado, transportaba 75 paquetes de cocaína en una pickup Volkswagen Amarok, en la que iba con su novia paraguaya Paola Araceli González Melgarejo (18).
La Policía uruguaya atrapó a los compatriotas gracias a los datos precisos proveídos desde Paraguay por la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), que los venía vigilando con la fiscala Lorena Ledesma. Esta allanó ese mismo día las casas de ambos, en Ciudad del Este.
Los hermanos Escobar Benítez heredaron el negocio dejado por su madre, Mariana Benítez (ayer cumplió 51 años de edad), presa en la cárcel de Ciudad del Este. La señora cayó en el Chaco paraguayo el 1 de febrero del año pasado cuando regresaba de Bolivia con su pareja Emiliano Ávalos Burgos (66). Ambos traían 52 kilos de cocaína.
Emiliano, su mujer Mariana y el hijo de esta, Aníbal José Antonio, ya habían sido detenidos por la Senad en 2007, cuando vendieron dos kilos de cocaína al policía Daniel Sosa Acuña, en Ciudad del Este.
Los hermanos Aníbal y Fabio seguían comprando la cocaína en Bolivia a un pecio de entre 2.000 y 3.500 dólares el kilo, pero a diferencia de su madre ya no reingresaban a territorio paraguayo con la droga.
Según registros de Migraciones, los dos compatriotas hacían al menos un viaje al mes. En esta última ocasión, Aníbal salió del país por Ciudad del Este el 6 de octubre pasado. Fabio lo hizo al día siguiente.
Ambos atravesaron Brasil y entraron a Bolivia, donde compraron la cocaína. Después regresaron casi por la misma ruta y en la frontera con Paraguay siguieron de largo hacia Montevideo, la capital de Uruguay. Sin embargo, fueron arrestados 300 kilómetros antes de llegar a su destino.
Según la Senad, debían vender su mercancía a un precio de 20.000 dólares el kilo, lo que les iba a representar entonces una ganancia de 2.460.000 dólares. Esa plata debía ser traída a Paraguay en el mismo doble fondo de sus camionetas. Los dos hermanos seguían la misma rutina cada vez. A veces, incluso llevaban hasta 150 kilos desde Bolivia a Uruguay.
El seguimiento a los contactos activos de su madre fue clave para esta operación internacional. abc