ÚH CON QUEMIL. El artista recibió a Última Hora y recordó su carrera. MEJORANDO. Gracias a los cuidados y tratamientos, Yambay está progresando.
- Carolina Benítez – [email protected]
Contra todo pronóstico, Quemil Yambay (84) se encuentra en pleno proceso de recuperación y recibió a un equipo del diario Última Hora en su casa ubicada en Fernando de la Mora. El querido músico, cantante, compositor e imitador paraguayo cuenta con una carrera artística de más de 50 años y es reconocido por su imitaciones de sonidos de animales de todo tipo.
En julio de este año, Yambay tuvo un tercer ACV que lo dejó con varias secuelas, pero que de a poco las va superando gracias a varios especialistas, su familia y el apoyo de su público. “Muchas gracias al público que nunca me abandona”, menciona.
Biografía. El artista nació el 10 de marzo de 1938, en Santa Elena, jurisdicción de Caraguatay. Sus padres son Marina de la Paz Rodríguez, paraguaya, y Jalil Yambay, de nacionalidad libanesa. Comenzó su carrera profesional a los 21 años en Alto Paraná y en Asunción. Lo apoyaron grandes artistas paraguayos de la época como el dúo Peña-González, el dúo Quintana-Escalante y Aníbal Lovera.
En 1959 tuvo su primera gira con su amigo, Eulalio Iglesias. Las primeras canciones que le dieron suceso ante el público fueron Ko’ápe che avy’ave y Pyhare amangýpe, de Emiliano R. Fernández. En 1961 fundó el grupo Los Alfonsinos, con el que grabó 30 discos.
En cuanto a su vida familiar está casado con Lidia Alvarenga. Tiene 5 hijos, 11 nietos y 3 bisnietos. Sus hijos, Ulises y Chahian Yambay, también son cantantes y este último desde los 5 años lo acompañó en los escenarios.
Entre sus creaciones más representativas se encuentran Mokõi Guyra’i, Lidia Mariana, Yo encontré una flor y Areko cuatro kuña.
Quemil comenta que le gusta escuchar las grabaciones de sus músicas, a Luis Alberto del Paraná y otros artistas nacionales. En sus años de trabajo siempre fue hogareño, “O estaba en casa o trabajando”, recuerda su hija Hilda Yambay, quien lo acompañó durante la entrevista. “Ko’ãga ajejubilama. Yo siempre hice mi trabajo en la campaña, para los campesinos”, acota don Quemil.
En su día a día suele escuchar la misa de Caacupé y ya que se acerca la fecha su hija cuenta la anécdota de que hace un año, en la víspera de la Virgen de Caacupé, a Yambay le surgieron las ganas de ir a la serenata y lo llevaron. “Iporãiteta la función”, exclamó en ese entonces.
La memoria del músico se mantiene muy fuerte y comenta que desde chiquito hacia imitaciones de sonidos emitidos por pajaritos, perros y hasta a su abuela. “La gente me apreciaba mucho por mis imitaciones, aha Espáñape, Brasil, Estados Unidos, Argentina, opárupi”.
Yambay era capaz de imitar los sonidos de todo tipo de aves del campo, perros de diferentes razas, gatos y hasta la voz de su abuela cuando hablaba en guaraní.
Realidad. En cuanto a su opinión sobre los políticos dijo: “Ndaipóri ejapoarã hendiekuéra”, aunque tiene algunos amigos del ambiente que lo suelen visitar.
Al ser consultado si alguna vez pensó en incursionar en la política, respondió: “Sapy’apy’ánte”. Su familia comenta que no le gustaba mucho el ambiente, pero sí realizó varias composiciones para campañas políticas. Sus canciones fueron utilizadas en campañas proselitistas por diversos candidatos presidenciales, Andrés Rodríguez, Juan Carlos Wasmosy, Lino Oviedo, Federico Franco, Blanca Ovelar y Horacio Cartes, entre otros.
Quemil recibe una pensión graciable del Gobierno, pero que con su situación actual solo le alcanza para dos días de tratamiento, ya que para su recuperación sigue con especialistas como fonoaudióloga, fisioterapeuta, nutricionista, enfermeras y médicos.
Salud. Además de su gusto por el arte, Yambay también practicaba fútbol en la categoría amateur y soñaba con llegar a ser profesional, e inclusive llegó a probar para el club Cerro Porteño a los 17 años, pero no pudo ingresar porque tenía miopía. Ya hacia la década de los 60, quedó completamente ciego.
Hace 10 años se le detectó presión alta y el 1 de julio tuvo un tercer ACV, por lo que quedó con algunas secuelas en el lado derecho. Le practicaron una gastroctomía para facilitar su alimentación y la administración de medicamentos.
Gracias a estos 4 meses de cuidados, Yambay ya puede alimentarse en parte por la boca. Toma leche con maní ku’i, tortilla, tereré y de vez en cuando hasta helado, que para conseguirlo suele salir con su nieto hasta la casa de los vecinos que lo venden.
Los fondos para cubrir todo el tratamiento se consiguieron a través de una comilona con shows en vivo denominada Tórnoicha jakaru por tío Quemil, realizada en el Complejo Checho’s. El evento fue organizado por familiares, amigos y colegas del artista. Con lo recaudado se puede sostener el tratamiento hasta enero.
“Gracias a los medios de prensa, voluntarios, grupos de stands, a los artistas, a las marcas que apoyaron, sin ustedes esto no hubiera sido posible, gracias por tanto cariño y entrega a Quemil”, publicaron sus familiares luego de la actividad.
Lo que más extraña don Quemil no son los escenarios, sino sentir el cariño de su público. Hasta hace un tiempo su diversión era hablar por teléfono de línea baja con sus amigos. “De todos lados me llamaban”, cuenta, recordando hasta su número de teléfono. También cuenta con redes sociales, que son manejadas por sus hijos.
El gran Quemil Yambay regaló a ÚH unas estrofas de su conocida canción Lidia Mariana: “Oime la ñande raity pe amo ka’aguy po’ípe. A techava’ekue kapi’ipe ha ipiro’ysã asy. Ijerere umi yvoty nde joguaha memetéva. Ha oime ku iporãitéva rosa pytãite poty. Jahána upépe jaiko. Katuete pype revy’ata. Mba’éichaiko che aháta aiko che añorei. Rehótamante avei che rayhurõ añete hápe. Jaikóne tory vy’ápe. Ñane año mokõimi”.
Entre los muchos reconocimientos que recibió destacan la Orden Nacional del Mérito, en el grado de Gran Cruz y la Unesco lo nombró Patrimonio Humano Vivo. También fue destacado como Hijo Ilustre de la Cordillera y Artista y Ciudadano Ilustre del Departamento Central. El Senado también lo nombró como Hijo Dilecto de Asunción y fue pionero ganador del Ñandutí de Oro.
“Gracias la visita, avy’a sapy’ánte oirõ oúva cherendápe genteporã, amombe’u chupe las cosas. Gracias Última Hora por la visita”, dijo para finalizar la entrevista.
- La gente me apreciaba mucho por mis imitaciones, aha Espáñape, Brasil, Estados Unidos, Argentina, opárupi.
- Gracias la visita, avy’a sapy’ánte oirõ oúva cherendápe genteporã, amombe’u chupe las cosas. UH