Monseñor Ricardo Valenzuela, obispo de Caacupé, exigió un “¡basta ya!” a la “desvergonzada corrupción” y alertó que “estamos al borde de la justicia por mano propia”. Fustigó a los políticos y pidió perdón por los abusos cometidos en la Iglesia católica.
Fuerte fue el arranque de la homilía de Ricardo Valenzuela en la misa central de Caacupé la mañana de este sábado. El prelado primero hizo una autocrítica a las graves falencias de la Iglesia católica en cuanto a los abusos sexuales, especialmente a niños, por parte de curas y religiosos, pidiendo perdón por ellos.
“La vida de sacerdotes y religiosos no siempre corre por los campos del Evangelio (…) Nos apartamos por los errores, por los delitos y abusos de menores. Pedimos perdón, rogando que los delitos se denuncien ante la justicia. La Iglesia no es un lugar para delinquir”, expresó el obispo de Caacupé.
DESVERGONZADA CORRUPCIÓN
Valenzuela fustigó, esencialmente, a los políticos y al Poder Judicial. “Basta ya, basta de la desvergonzada corrupción e impunidad a la que se ha llegado. Miremos la casa de Astrea, la casa de la justicia; ya no podemos permanecer impasibles. La ley no es igual para todos. Es sabido que los políticos tienen sometidos a los políticos y fiscales mediante organismos controlados por ellos mismos”, dijo Valenzuela.
AL BORDE DE LA JUSTICIA POR MANO PROPIA
Seguidamente, el obispo agregó otro mensaje alarmante, que tiene vínculo con la frustración de la ciudadanía frente a la injusticia: “Estamos al borde de la justicia por mano propia”, lanzó.
Valenzuela también dijo que el pueblo “está cansado” de autoridades que trafican con influencias, tienen salarios altos y se autoblindan, en alusión a quienes dilatan los procesos de reglamentación del artículo 201 de la Constitución, un proyecto de ley en el que varios diputados se protegen a sí mismos y que ahora se conoce como “autobandidaje”.
“El país está cansado, el pueblo está cansado de esta clase de autoridades. Cansado de la injusticia, cansado por la falta de oportunidad por un empleo digno, cansado por la inseguridad en las calles. Cansado de los egoístas, de los insaciables de dinero y poder, cansado de lo que abusan del poder, cansado de los que oprimen y compran conciencias ajenas. Cansado de quienes roban al futuro de los jóvenes”, expresó.
CONTRA LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO
En otro momento de la homilía, Valenzuela afirmó que la gente también está “cansada de los que enseñan a niños y niñas a ir en contra de su propia naturaleza”, en abierta alusión a lo que el catolicismo llama “ideología de género”.
PECADOR SÍ, CORRUPTO NO
Monseñor Valenzuela recordó una prédica del papa Francisco de 2013 y manifestó que al que roba al pueblo se debe ponerle una soga al cuello y arrojarlo al mar. Se lanzó también contra los corruptos “con doble vida”. “Quien tiene una doble vida es un corrupto. Se puede ser pecador, pero no corrupto”, manifestó.
“TENER LÍDERES CORRUPTOS RESULTA CARÍSIMO”
En otro momento, el obispo señaló que la misma naturaleza nos enseña que los árboles mueren “de arriba para abajo”, y lo mismo sucede en todas las instituciones. “Cuando el líder no es integro, honesto, se empieza a corromper toda la estructura, hasta abajo”, consideró.
Como ejemplo, “para demostrar de cuán grave es no poseer integridad en la familia y las instituciones de nuestro país”, relató el proceso de construcción de la Muralla China. Destacó que el muro fue construido durante casi 2.000 años y todo en ese tiempo no fue invadido ni penetrado, en sus más de 8.000 kilómetros de extensión.
“Sin embargo, en este periodo fue invadida tres veces, las tres veces por la puerta principal; ¿cómo lo lograron? Si estaba custodiada por los mejores soldados. A los chinos se les olvidó que tenían que darle el valor de la integridad a sus hijos, no le enseñaron, ni les inculcaron valores”, explicó.