Seis policías (cinco hombres y una mujer) guardan prisión preventiva en la Agrupación Especializada, tras haber sido denunciados por torturar a un militar durante un operativo para aprehenderlo, a raíz de una denuncia por violencia de género que presentó su expareja, quien justamente forma parte del grupo de uniformados que ahora están detenidos.
El comisario José Sosa, jefe de la Agrupación Especializado, confirmó a la 650 AM que cinco agentes hombres están detenidos en dicha dependencia policial. Se trata del oficial José María Giménez Ruiz y de los suboficiales Cevero López Alvarenga, Juan Benjamín Páez Roa, Luis Fernando Acosta Martínez y Eduvigis Estigarribia Mieres, todos de la Comisaría Séptima.
A los citados se suma la suboficial ayudante Blanca Noemí Ferreira, expareja del vicesargento primero militar Carlos Ariel Sánchez, quien presentó una denuncia contra ella y los otros cinco por el hecho punible de lesión corporal en el ejercicio de funciones públicas.
De acuerdo a los antecedentes, el militar inicialmente fue denunciado por su entonces pareja por violencia de género, tras lo cual se emanó una orden de detención en su contra. Al no poder darse con el paradero del uniformado, la mujer aparentemente tendió una trampa al mismo y lo citó a un lugar, donde los demás agentes lo garrotearon, según la denuncia, llegando a fracturarle el miembro reproductor y romperle el testículo.
Desde el 20 de abril, el militar está internado y debe orinar a través de sonda.
En cambio, la mujer aseguró que ella fue víctima de violencia en septiembre del año pasado y que posee testigos del incidente, ya que fue a trabajar con moretones en el rostro. A esto se suman sus diagnósticos médicos. “Yo que soy víctima de violencia soy la imputada”, lamentó quien es sindicada como coautora de la tortura contra su exnovio.
Otro de los detenidos, el oficial Giménez Ruiz, comentó al medio NPY que acudieron al lugar al recibir la información de su compañera de trabajo, quien estaba en un automóvil con el sujeto que fue denunciado por la misma y que contaba con orden de captura.
El uniformado desmintió categóricamente que hayan actuado con mala intención durante el procedimiento. “Intentamos dialogar con él para que se tranquilice, teníamos la orden de captura y él sabía eso, igual puso resistencia y se negó a poner la cadena. Nos empezamos a forcejear y le reducimos. Nos percatamos que tenía gotas de sangre en la parte de la rodilla y lo llevamos al hospital”, contó.
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