Miedo e impuesto revolucionario, dos realidades del desprotegido Norte
En el día después de la liberación, los menonitas de Río Verde pretenden volver a la normalidad con sus tareas de campo, pero en el ambiente flota el miedo a alguna otra acción de los epepistas.
Fredy Aguilera y Carlos Aquino
RÍO VERDE-SAN PEDRO
Las declaraciones del coronel Víctor Urdapilleta, vocero de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), ponen al descubierto la realidad de la gente del Norte. Declaró que a 24 horas de la liberación de los secuestrados, no recibieron “ninguna instrucción en la FTC sobre las diligencias que deben realizar como estrategia para ubicar a los miembros del Ejercito del Pueblo Paraguayo (EPP), “no podemos proteger a todos”, señaló ayer el militar en declaraciones de prensa.
Esa situación es aprovechada por el Ejercito del Pueblo Paraguayo (EPP), que días pasados cerró “exitosamente” las negociaciones con los familiares de Franz Hiebert y Bernhard Blatz, para su liberación. Ni militares ni policías, y menos la Fiscalía tuvieron participación en las negociaciones y en el pago del rescate de USD 1.250.000 que dejaron caer desde una avioneta en las coordenadas dadas por los epepistas.
El negocio redondo del EPP no tuvo fisura alguna. Ello debido al miedo que se vive en las zonas de San Pedro y Concepción. Además no hay operativos de la FTC.
Los colonos no lo admiten en público, pero en privado y en voz baja reconocen que todos pagan el impuesto revolucionario establecido por el grupo armado.
Altos exponentes del Gobierno también admiten, fuera de micrófono, que los ganaderos de la zona también pagan el impuesto. “Aparecen pedidos de víveres, y el sitio dónde dejarlos”, indican.
Otro modo de cobrar dicho impuesto es tomando cada tanto algún animal vacuno y faenarlo para el uso de los miembros del EPP. Nadie debe protestar por ello.
Con ganas de trabajar. En medio de ese clima, los menonitas trabajan. Precisamente ayer, Bernhard Blatz comentó: “Estoy muy bien y ya quiero empezar a trabajar, eso si mis padres me permiten, dormí bien, estando en la casa siempre se duerme bien”.
Bernhard, quien recibió a muchos amigos, que le dieron la bienvenida, junto a sus familiares, por lo que reconoció que se acostó muy tarde.
Mencionó que lo primero que hizo fue comer lo que cocina su mamá, ya que extrañó mucho mientras estuvo cautivo, “también la gente trajo mucha comida y probé de todo”, indicó.
El joven dijo estar bien de salud y señaló que para lo único que iría al médico es para que le quiten una prótesis de platino que le aplicaron después de un accidente.
Su padre, Peter Blatz, pidió a los periodistas que dejen la residencia, ya que querían mayor privacidad.
Pidió más tiempo
Ayer fueron a la casa de los Blatz el fiscal de Antisecuestro de San Pedro, Alberto Torres, y Nancy Agüero, directora del Departamento de Asistencia a Víctimas del Ministerio Público. Esta mencionó que Bernhard pidió un cierto tiempo para responder las preguntas, pero mencionó que vio al joven muy lúcido, ubicado en tiempo y espacio. “Lo que nosotros venimos a hacer es la contención de la víctima, pero ahora no quiso hablar y respetamos eso. También aseguró que a la víctima “no se le nota ningún shock emocional”.
El dolor de los padres de Edelio
Ayer llegaron hasta la casa de los Blatz doña Obdulia Florenciano y Apolonio Morínigo, padres del suboficial secuestrado hace 3 años y siete meses, Edelio Morínigo, para preguntarle a Bernhard si en algún momento vio o escuchó del suboficial.
Berhnard respondió que preguntó por el policía, y no recibió ninguna respuesta; sin embargo, algo que le consternó a la madre fue que el joven dijo que los miembros del EPP mencionaron que ellos no andan jugando con nadie, como si en algún momento el policía haya hecho algo y tuvo una sanción o algo más grave.
La familia Morínigo Florenciano regresó a su casa con más dudas que certezas. La madre de Edelio dijo que volverán a Asunción para presionar a las autoridades por una información certera.
“Nuevamente vamos a manifestarnos hasta saber qué noticias se tiene de mi hijo, ya que todos fueron liberados y mi hijo no”, dijo doña Obdulia.
El padre, Apolonio, aprovechó las cámaras y los micrófonos para decirle a su hijo que no le dejen solo, que siempre están rezando por él, que siempre le van a esperar.
“Nos dijo el joven que él estuvo solo todo el tiempo y que en ningún momento le vio a Edelio o se mencionó de él; salimos con más dudas, pero ahora vamos a visitar a Franz Hiebert para preguntarle sobre mi hijo”, dijo don Apolonio Morínigo.
UH