Estas fiestas de Navidad resultaron particularmente luctuosas, al dejar un lamentable saldo de 38 fallecidos, en su gran mayoría por accidentes de tránsito y homicidios provocados por el desmedido consumo de alcohol y por la imprudencia al conducir. También han sido penosos los atascos con interminables colas de vehículos durante el operativo retorno, en la tarde y noche del domingo 25. Son situaciones que se pueden evitar con un mejor control por parte de las fuerzas de seguridad en las rutas, aplicando con rigurosidad las debidas sanciones a quienes se expongan al peligro por estar ebrios o manejar inadecuadamente. Pero el gran desafío es educar para lograr mayor conciencia y responsabilidad de la ciudadanía.
Un automóvil guiado por un joven adolescente de 16 años de edad, sin estar debidamente habilitado para hacerlo, chocó de forma violenta contra un camión pequeño en la ruta Acceso Norte, en las inmediaciones de Limpio, cerca de la medianoche, apenas unos minutos después de la llegada de la Navidad, causando la muerte de casi toda una familia.
Este fue apenas uno de varios otros accidentes automovilísticos y episodios violentos ocurridos entre el viernes 23 y el domingo 25, que dejan un lamentable saldo de 38 personas fallecidas en diversos puntos geográficos del país, en su gran mayoría como consecuencia del desmedido consumo de bebidas alcohólicas y por la imprudencia a la hora de conducir, convirtiendo a la Navidad del 2016 en una de las más luctuosas.
Parecería que no sirven de mucho las exhortaciones y las constantes recomendaciones de cuidado y prudencia que se hacen a través de los medios de comunicación, desde mucho antes de las fiestas. La inconsciencia sigue siendo parte de una negativa tradición en estas fechas del año, en donde muchas personas no solamente se exponen al peligro al salir a las calles al mando de un vehículo, estando alcoholizadas, sino también ponen en riesgo las vidas de los demás. O no tienen control de sus actos a la hora de protagonizar discusiones y peleas que acaban en trágicas muertes.
También resultan lamentables y agravan mucho más el malestar ciudadano las largas e interminables colas de vehículos que producen enormes atascos sobre las rutas, durante el operativo retorno a los hogares tras haber pasado la Navidad en lugares de esparcimiento con la familia, como ha ocurrido nuevamente en la tarde del domingo 25, principalmente durante el regreso a Asunción por las carreteras principales, como la ruta 1 y la ruta 2. De este modo, lo que debería ser una fiesta de encuentro y de felicidad con los seres queridos se transforma finalmente en un episodio trágico o de incomodidades, que genera una onda negativa en grandes sectores de la población.
Más allá de las carencias en infraestructura vial, son situaciones que se podrían evitar o al menos reducir con un mejor control por parte de las fuerzas de seguridad en las rutas, aplicando con rigurosidad las debidas sanciones a quienes se expongan al peligro por estar ebrios o manejar inadecuadamente. Aunque hubo agentes de la Policía Nacional, la Patrulla Caminera y policías de Tránsito trabajando este fin de semana, el despliegue fue insuficiente. Si el adolescente de 16 años que causó el accidente en Limpio hubiera sido sometido a un control policial, no habría estado circulando y se habría evitado la tragedia.
Pero obviamente el gran desafío sigue siendo redoblar los esfuerzos por educar para lograr mayor conciencia y responsabilidad de la ciudadanía. Es una responsabilidad que compete a las autoridades y a toda la sociedad.UH