El gobierno interino de Michel Temer en Brasil confirmó que está en curso la privatización de 34 empresas estatales de áreas estratégicas del país. Para justificar el giro neoliberal usó frases típicas de los gobiernos de derecha usadas en los años 90.
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“Estamos abriendo 34 oportunidades de concesiones en área de puertos, aeropuertos, carreteras, ferrovías, energía, petróleo, gas (…) Con esto estamos abriendo y universalizando el mercado brasileño, en la convicción de que para combatir el desempleo y hacer que el país crezca es necesario incentivar la industria, los servicios, el agronegocio, además de restablecer la confianza, porque se dio un momento en que se perdió la confianza en el país”, afirmó Temer.
A cargo de las privatizaciones está el Programa de Asociaciones de Inversiones (PPI), al mando de Moreira Franco, político especializado en las privatizaciones durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso.
Los aeropuertos de Florianópolis, Salvador, Fortaleza y Porto Alegre entran en el paquete de privatizaciones anunciado el pasado martes. Esto era considerado por Dilma Rousseff, pero a diferencia de ella, Temer no exige que los adjudicatarios de las licitaciones tengan como socia en la operación a Infraero, administradora estatal de los aeropuertos. Tal es el caso de los aeropuertos privados de Guarulhos, Galeão y Brasilia.
ELETROBRAS Y PETROBRAS
También está a la venta parte de los activos de la estatal Eletrobras, en el sector eléctrico. El ministro de Minas y Energía, Fernando Bezerra Coelho Filho, afirmó que habían sido localizadas 179 Sociedades de Propósito Específico (SPE) con participación de Eletrobras que pueden ser vendidas por hasta 20 mil millones de real brasileño (más de US$ 6 mil 100 millones).
La venta de activos de Eletrobras y Petrobras, así como la privatización de carreteras, puertos y aeropuertos afectarán la vida de millones de trabajadores que ya sufren la deficiencia y precariedad de los servicios de muchas de estas empresas. LA NACION
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