La donación de médula ósea generalmente pasa desapercibida para muchas personas, aunque su importancia es equiparable a la de otro tipo de donaciones de órganos al tener la misma finalidad: salvar vidas. Los pacientes con leucemia son quienes, en mayor medida, se benefician con este gesto altruista.
Por Robert Bourgoing (@robertb_py)
De un tiempo a esta parte hemos escuchado hablar mucho sobre la donación de órganos, más aún tras trascender casos emblemáticos como el de Nahiara, una niña de apenas 6 años que, tras varios meses de espera, finalmente pudo acceder a un nuevo corazón.
Este tipo de casos nos demuestran la importancia de donar órganos ya que, sin darnos cuenta, ese gesto altruista y desinteresado podría terminar siendo la diferencia que le salve la vida a un papá, una mamá, un hijo, un abuelo o alguien más.
Lo mismo ocurre con la médula ósea que, si bien no posee el mismo nivel de difusión como ocurre por ejemplo con el trasplante de corazón, de igual manera cobra especial importancia cuando de salvar vidas se trata.
A fin de crear conciencia al respecto, se ha declarado el tercer sábado de cada mes de septiembre como el Día Internacional del Donante de Médula Ósea, fecha fijada en el calendario con el propósito de dar visibilidad a aquellos que dan una parte de sí para regalar una nueva oportunidad a otros.
El Dr. Cristóbal Frutos, coordinador de Trasplante del Hospital Central del Instituto de Previsión Social (IPS), explicó que, a diferencia de lo que muchos creen, la médula ósea es un tejido que se regenera automáticamente y se encuentra dentro de los huesos largos (pierna, brazos y pecho). No se debe confundir con la médula espinal que está dentro de la vértebra.
Existen personas con patologías complejas como la leucemia en los que el problema es a nivel medular y, por más que se realicen tratamientos de quimioterapia, se requiere necesariamente de un trasplante de médula ósea para resolver la cuestión.
Para dichos escenarios, se requiere de un donante compatible. Frutos mencionó que hasta un 30% de los pacientes aquejados de la enfermedad tienen un donante dentro de la familia, aunque existe otro 70% que no lo tiene, por lo que sus posibilidades de seguir viviendo quedan en manos del altruismo y la buena voluntad de personas que, pese a no ser familiares, pudieran tener la compatibilidad deseada.
PRIMERO EL REGISTRO Y LUEGO LA DONACIÓN
Frutos aclaró que, previo a la donación, la persona primeramente accede a someterse a una prueba de tipificación, también conocida como prueba de compatibilidad o HLA, a fin de conocer el tipo de gen que posee.
La prueba consiste en un hisopado bucal que precisa de la introducción de un hisopo en el interior de las mejillas, desde donde se extraen las células requeridas para determinar vía laboratorial la compatibilidad del posible donante.
Una vez concluida esta etapa, los datos se cargan en una base de datos y posteriormente, en caso de que un paciente necesite de un trasplante de médula ósea, se buscan a quienes figuran como compatibles. Los mismos son contactados por los médicos, a modo de confirmar si están dispuestos a la donación.
“Lo que se hace antes es firmar un consentimiento para la prueba de tipificación, pero no para la donación en sí”, enfatizó el galeno.
DESMITIFICANDO LA DONACIÓN DE MÉDULA ÓSEA
Están quienes probablemente se hayan hecho la idea de que la donación de médula ósea requiere de una intervención quirúrgica como ocurre en otros casos. Pues, en realidad, esto no es así, ya que la misma se lleva a cabo con un formato similar a la donación de sangre.
Frutos mencionó que la máquina especial utilizada para este fin diferencia la sangre de la médula ósea al momento de la extracción. La duración de este proceso demora alrededor de 3 horas y es indoloro para el donante, al no tratarse de un procedimiento invasivo.
Otra creencia que se tiene es que, al haber cierta similitud con la donación de sangre, también se deben esperar varios meses para volver a donar la médula ósea, cosa que no es correcta. Al respecto, el profesional del IPS aclaró que, tras haber hecho una donación, la persona está en condiciones de volver a hacerlo de nuevo a las pocas semanas, sin que haya riesgo alguno.
Para la donación de sangre, el tiempo promedio de espera suele ser de 3 meses para volver a donar, mientras que en la donación de médula ósea puede ser hasta de tres semanas o un mes, puntualizó. HOY