Debe quedar muy claro que el ser infiel es una decisión personal. Esto es, que si en algún momento tu pareja es infiel no es culpa tuya, así de sencillo. Sin embargo, estos consejos te ayudarán a prevenir una infidelidad.
Me considero afortunada cuando pienso en la cantidad de buenas mujeres que he conocido a lo largo de mi vida. De ellas he podido aprender muchas cosas; en esta ocasión quiero compartirte aquellas, que tras una infidelidad, ellas han descubierto que pudieron haber hecho algo más en casa para evitarlo:
1. Sé flexible, tu esposo y familia son más importantes que la limpieza.
Es un fenómeno casi común entre las casadas que al preocuparse demasiado por la administración del hogar, los hijos, el trabajo de casa; organizan horarios estrictos y esquematizan cada minuto del día. Viven continuamente pensando en formar la “familia de foto” donde todos lucen limpios, arreglados y perfectos. Estas conductas se vuelven perjudiciales para la familia y especialmente para los esposos cuando las sanas rutinas se vuelven prioridad y son inamovibles. Los hombres buscan una compañera que al llegar a casa quiera pasar tiempo con ellos y no lavando ropa o planchando sábanas y toallas. Es cierto que a todos nos gusta un hogar limpio, cómodo y arreglado, pero no pasa nada si dejas a un lado una tarea doméstica para salir con tu marido. NO pongas horarios al amor, a la compañía, a las relaciones íntimas, no interrumpas una buena plática por irte corriendo a limpiar. No antepongas tus hijos a tu pareja y por lo que más quieras, saca a tus padres de tu relación de pareja. No importa lo que estés haciendo o el plan que tengas en mente para organizar la casa, si tu esposo te invita a pasear o te pide que lo acompañes, complácelo; de lo contrario pronto pasará más tiempo solo y se acostumbrará a salir sin ti que ya no le serás indispensable para moverse en el mundo y créeme, siempre habrá otra mujer interesada en él.
2. Las esposas son aburridas, las amantes no.
Las esposas cuya única cosa interesante en su día tiene que ver con el precio de los frijoles, o si la vecina se compró zapatos nuevos, son esposas aburridas. Esta es una parte que debes considerar en tu persona y revisar si te has convertido en alguien tedioso con quien estar. Una mujer, cualquier mujer, independientemente de su estado civil, debe tener vida propia: debe leer, estudiar, documentarse, tener un tema de conversación, aprender nuevas habilidades y cuidar su persona pues esto la volverá irresistible; su esposo se sentirá orgulloso de tener una mujer inteligente, trabajadora, bella y servicial. La alegría, la sonrisa y el buen humor son características que los hombres valoran mucho en una mujer, si te conviertes en alguien que sólo regaña, que siempre está triste o enojada y pocas veces se atreve a hacer algo diferente, tenlo por seguro: serás una esposa aburrida.
3. Las esposas creen que por haberse casado sus esposos están obligados a amarlas.
Es muy triste encontrarse con mujeres que piensan que sus esposos nunca las dejarán, siempre estarán a su lado y que el amor es una lámpara que nunca se apaga. ¡Qué grave error! Para que alguien nos ame constantemente hay que trabajar en nutrir ese amor, no perder las cosas que nos hicieron enamorar a esa persona y nunca dejar de esforzarnos por servirle y procurarle. Usualmente las casadas cometen un error al exigir flores y otros mimos que había durante el noviazgo. No exijas, ofrece. Nadie está obligado a quedarse contigo, si se queda es porque así lo desea. Cada vez que tú reclamas tiempo, atenciones o cosas, sólo estás confirmando que tú sola no puedes contigo misma, que necesitas o dependes de alguien más para ser feliz. Cuando te intereses en ti misma, voy a repetirlo, te volverás irresistible. La gente que sabe estar consigo misma, es la más interesante.
4. Las esposas están constantemente ocupadas en tratar de cambiar a sus esposos.
Algunas mujeres están extremadamente ocupadas en “mejorar” a sus maridos y lo único que logran, es hacerles sentir que no son lo suficientemente buenos o que no están a la altura de las circunstancias o sus expectativas y esto, acaba a los hombres. El deseo de mejorar debe nacer en nosotros mismos y el pretender cambiar a otros es un acto de egoísmo. Te casaste con un hombre, no con un niño a quien hay que terminar de criar.
5. La culpa siempre es de la otra.
Contrario a lo que muchos piensan, la infidelidad en los hombres poco tiene que ver con las relaciones íntimas o la belleza física de la mujer. Es común sorprenderse al ver que “la otra mujer” o inclusive “la segunda esposa”, no suelen ser tan agraciadas como la esposa o como aquella a quien le fueron infiel; pero sí más alegres, más relajadas, menos estrictas y llenas de vida. Los hombres con frecuencia buscan a alguien con quien hablar, que les escuche y no les juzgue o critique; que no les diga qué o cómo hacer las cosas, que no sea controladora o dominante. Es frecuente enterarse que valoran y agradecen mucho encontrar a una mujer limpia, arreglada para él y de buen ánimo, no alguien con quien llegar a pelear o discutir sobre los hijos y los gastos de casa. Sé prudente, pues. Recuerda que para hablar temas o asuntos difíciles debes buscar el momento correcto y el lugar indicado.
Voy a repetir la frase de inicio, el ser infiel es una decisión personal y no es tu responsabilidad las decisiones que tu pareja tome, lo que sí es tu responsabilidad es trabajar en tu autoestima, tu superación y en aquellos defectos de carácter o malos hábitos que pudieras tener.