Las empresas, lanzadas a fusiones y compras para ganar rentabilidad

El dinero barato permite a compañías de todos los sectores, desde el industrial al gran consumo, lanzarse a comprarse entre sí
Las cifras son muy elocuentes. El apetito de las empresas por crecer y ganar cuota de mercado en el mundo está en su nivel máximo de los últimos siete años y, además, ha venido para quedarse. Según un reciente informe de la consultora EY, el 59% de los ejecutivos planea hacer alguna compra de una sociedad en los próximos doce meses. En 2015 el valor de las fusiones y adquisiciones transfronterizas puede superar los 3,5 billones de dólares americanos de 2014, su nivel más alto desde el año 2007, según datos de Thomson Reuters. Larry Hamdan, jefe de fusiones y adquisiciones, el famoso acrónimo M&A en inglés, en Barclays aseguraba hace un tiempo que «el fenómeno continuará ya que supone hacer economías de escala, sinergias, bajar los costes de financiación y reforzar los balances de la compañías».
A pesar de que el número de operaciones en el mundo ha caído hasta las 8.989 en el tercer trimestre en relación con las 10.614 realizadas en el mismo periodo del año anterior, el volumen económico de ellas ha alcanzado el mencionado billón de dólares, lo que supone un aumento de un 11%, según datos de Thomson Reuters. Solo en el segundo trimestre de 2015 y en el segundo de 2007 se registraron volúmenes superiores, con 1,2 y 1,4 billones respectivamente.
Por sectores ninguno se ha quedado fuera de esta especie de «fiesta», ya que van desde la industria en un sentido amplio, incluido el sector petrolero pese a la caída del precio del crudo, al sector del comercio pasando por los servicios públicos. La motivación en todos los casos es la misma. Crecer y crecer para que no ser objeto de compra por otra compañía. El contexto ayuda, ya que con unas economías con aumentos bastante modestos, el crecimiento orgánico por sí solo no es suficiente para sustentar los planes de expansión de las empresas ni sus inversiones en innovación, uno de los vectores más importantes que garantiza el futuro de cualquier compañía en todos los sectores.
El aumento de los volúmenes de este tipo de operaciones se debe sobre todo a que sus protagonistas cada vez son más grandes. En la mente de todos está la reciente compra de Allergan por parte del fabricante de genéricos israelí Teva por 40.500 millones de dólares, o la adquisición de Berkshire Hathaway por parte de Precision Castparts por 37.200 millones de dólares. Una de las más recientes, apenas el mes pasado, ha sido la del sector cervecero, donde la británica SABMiller y la belgo-brasileña Anheuser-Busch InBev anunciaron la tercera mayor fusión empresarial de la historia, de la que saldrá un coloso que venderá una de cada tres cervezas en el mundo.
Operaciones también importantes a lo largo del año han sido la compra de Royal Dutch Shell por parte de BG Group por 81.009 millones de dólares, o la de Kraft Foods por parte de Heinz por 54.716 millones de dólares.Los últimos anuncios han sido de esta misma semana. El coloso de los videojuegos Activision Blizzard, responsable de franquicias como World of Warcraft, ha llegado a un acuerdo para hacerse con la empresa propietaria de la popular Candy Crush por 5.900 millones de dólares. No es la operación más cuantiosa pero sí una de las más reconocidas por el gran público. Además esta semana Expedia ha cerrado un acuerdo definitivo para la adquisición del grupo HomeAway, incluyendo todas sus marcas, por un valor aproximado 3.585 millones de euros en efectivo y acciones ordinarias, a raíz del alza del alquiler vacacional.
Juan López del Alcázar, socio responsable de M&A de EY, asegura que «esta oleada de compras no es una cuestión de que las empresas estén baratas, como se puede ver en los principales índices bursátiles, sino de que las perspectivas macroeconómicas son muy buenas, y de ahí que esté habiendo mucho movimiento en el sector de las empresas de gran consumo, a lo que se ha unido en cierto modo el pinchazo de algunas de las economías emergentes como destino de inversión». Y a lo anterior se le añade, según el experto de EY, «el hecho de que el dinero está muy barato, lo que permite a las empresas endeudarse a bajo coste para acometer las operaciones de compra, lo que en definitiva supone un crecimiento inorgánico con deuda bancaria».
Sin embargo, el horizonte nunca está despejado. Algunos analistas aseguran que se puede estar generando una burbuja de este tipo de operaciones, una especie de «mergermanía» (manía por las fusiones). López del Alcázar niega la mayor al asegura que «no hay burbuja porque no se está sobrepagando un precio por las compañías que se compran. La realidad es que cuando un sector se empieza a mover, es decir, empieza a haber fusiones o adquisiciones, te tienes que mover tú también porque de lo contrario corres el serio riesgo de que alguien venga y te compre. Así de simple. O comes o te comen y si al final tu empresa es la engullida no es siempre la peor opción para los accionistas, aunque no así para los ejecutivos, claro».
Operaciones amistosas
Otra de las cosas que llama la atención de este «tsunami» de operaciones corporativas que se están realizando este año es que no son hostiles, a diferencia de lo que pasaba hace unos años. La cuestión, según los analistas, es que una fusión o una compra cuesta mucho dinero, por lo que siempre suele haber compensaciones de tanteo para explorar la posible operación. Jorge Vasallo, socio director de Arcano Corporate Finance, asegura en relación con este asunto que «en el mundo anglosajón sí son más tradicionales las operaciones hostiles, mientras que en España no se dan tanto». Desde Deloitte Enrique Gutiérrez, socio director de transacciones y reestructuraciones, asegura que «la explicación de tanta actividad en el área de fusiones y adquisiciones se debe a la gran liquidez que hay y que necesita un destino rentable, lo que es fácil de encontrar por ejemplo en la Eurozona, que está al comienzo de una fase expansiva y por tanto es el momento ideal para tomar posiciones en aquellas compañías que quieren recapitalizar sus activos».
Sobre el precio de los activos que cambian de manos, Gutiérrez coincide con la opinión mayoritaria de los analistas en el sentido de que «están en precio. Cuando se pone una compañía a la venta siempre hay muchos que quieren quedarse con ella, una clara señal de que tiene un precio atractivo». En cuanto a los sectores, en Deloitte creen que sobre todo las fusiones y adquisiciones se están produciendo en todos aquéllos que están relacionados con el ciclo económico y, en este caso, todos los ligados al consumo ya que el resto de actividades, como pueda ser el sanitario, etc..no están tan ligados a la evolución del ciclo económico, son menos elásticos.
Financiación barata
En materia de financiación de este tipo de operaciones, Rodríguez asegura que «en los años de la crisis hubo muchas restricciones de acceso a la financiación bancaria, y de ahí que en las operaciones se utilizaran fondos propios. Ahora el panorama es completamente diferente porque hay mucha financiación barata en el mercado como consecuencia de la liquidez que aporta a su vez el Banco Central Europeo (BCE).
En cambio en la anterior etapa del ciclo económico alcista la financiación de las operaciones corportativas se hacía a través de los mercados de capitales, lo que en cierto modo se está recuperando porque hay muchas empresas de tamaño mediano que están ahora baranjando esa posibilidad para captar dinero y, en su caso, poder hacer operaciones corporativas».
El experto de Deloitte tampoco contempla un calentamiento del sector. «Se produciría una burbuja de fusiones si, como consecuencia de la financiación barata, se pagaran precios por encima de lo que valen las compañías, lo que ahora no está ocurriendo y, en cambio, sí ocurrió en el anterior ciclo alcista, los años anteriores a 2007, cuando se hacían operaciones con mucho apalancamiento, en algunos casos hasta seis veces el ebitda, y a precios muy elevados, lo que era completamente desorbitado».
En cuanto a la previsión de cuándo acabará esta «ola» de tomas de control y compras de empresas, en Deloitte aseguran que «es difícil hacer una estimación porque acabamos de comenzar el ciclo alcista pero lo que está claro es que 2016 será mejor que este 2015 porque habrá mayor presencia de inversiones institucionales, de fondos internacionales y de capital riesgo».
Duros ajustes en la crisis
Desde Arcano, Vasallo coincide en explicar que «el sector está en plena ebullición porque las empresas han hecho duros ajustes en los años de la crisis y ahora, con cualquier aumento de tamaño, los márgenes crecen mucho más de lo que lo hacían antes. En el caso de España está clarísimo que hay inversores que están entrando porque quieren jugar al rebote del ciclo económico, al margen de procesos que están abiertos, como el bancario, donde habrá movimientos en el próximo año, a lo largo de 2016».
Algunos informes mencionan también que 2016 será el año en el que se pueden acabar de finalizar operaciones que están ya iniciadas, y que están por ejemplo en la fase de la «due diligence», el período de estudio de la situación real de una empresa, previa siempre a cualquier tipo de operación corporativa.Una reciente encuesta de EY realizada entre ejecutivos, el «Global Capital Confidence Barometer», aseguraba que tras el aumento del 35% registrado en el valor de las fusiones y adquisiciones en 2014 en relación con el año anterior y las megaoperaciones de más de 10.000 millones de dólares anunciadas en lo que va de año este ejercicio y el siguiente acabarán en cifras record. Por áreas geográficas los encuestados por EY aseguran que el orden de preferencia para realizar este tipo de operaciones son por este orden Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, China e India. El baile empresarial no ha hecho más que empezar.
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