La suba del dólar generará un mayor daño a los pobres
La escalada de la cotización del dólar empieza a afectar y afectará aún más a diferentes ámbitos de la economía. Uno de sus efectos más severos será que los precios de bienes y servicios básicos y necesarios para una gran mayoría de la población sean remarcados a valores más elevados. Los más afectados serán los pobres, los asalariados y la mayoría de los trabajadores por cuenta propia. Los ingresos, en relación con la cantidad y calidad de los productos, perderán parte de su poder adquisitivo. Los grupos vulnerables no cuentan con mecanismos para aminorar el impacto negativo del incremento sobre su consumo, por lo que no tendrán más opción que eliminar de su presupuesto familiar rubros de primera necesidad. La política pública tiene que impedir esa situación.
Los artículos importados suben hasta un 25 por ciento en la escalada del dólar, aseguró Elzear Salemma, directivo de la Cámara Paraguaya de Supermercados indicando, además, que el 60 por ciento de los productos terminados consumidos a nivel local provienen de Argentina, Brasil y Uruguay.
Esos porcentajes que nacen de un contexto económico internacional que repercute en nuestro país de manera negativa obligan a las autoridades económicas a diseñar e implementar medidas para contrarrestar los efectos negativos del mismo.
Las intervenciones deberán combinar adecuadamente la política fiscal con la política monetaria. El desafío es tener claro el objetivo de lo que se quiere lograr. Al Gobierno no le debe caber duda de que en el centro de la solución debe estar la población. Dado que un porcentaje importante es pobre y otro 50% apenas cuenta con ingresos para sobrevivir, no es menor la cantidad de personas que sufrirán los efectos del aumento de los precios que se da en plaza.
A corto plazo, el objetivo debe ser proteger la capacidad adquisitiva de los ingresos de las familias. Dejar al mercado que actúe por su lado tendrá como efecto reducir el consumo básico y aumentar la pobreza.
Si estamos de acuerdo en que la economía se mueve bajo las fuerzas del mercado, el Estado debe implementar acciones para que el aumento del dólar no sea la excusa para aumentar y mantener altos los precios internos utilizando la asimetría de información entre empresarios y consumidores y el poder unilateral que otorga un mercado concentrado en pocos oferentes con capacidad para fijar precios.
Un ejemplo es la caída del precio del petróleo que de manera tardía se está trasladando a los precios internos. El rol regulador del Estado debe garantizar la defensa de los derechos de los consumidores.
Por otro lado, las políticas de gasto público deben crear las condiciones para que el país disminuya su excesiva vulnerabilidad a la volatilidad internacional. No puede ser que no podamos ni siquiera producir los alimentos que la población necesita consumir. Este problema quedó reflejado en el elevado precio de algunas hortalizas a comienzos de este año.
La política monetaria y su coordinación con la política fiscal son imprescindibles. Las autoridades deben priorizar el interés general sobre los particulares y corporativos. La especulación y las ganancias extraordinarias derivadas de los negocios financieros a costa de la ciudadanía no deben ser permitidos.
EL Estado tiene como principal rol garantizar el bien común y proteger los intereses generales. Si no es capaz de lograr este objetivo, sus instituciones y funcionarios no tienen razón de existir. UH