La Reforma Universitaria: Su Imperiosa Necesidad
10 OCT 2016
08:45 am
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Es casi imposible vivir ajenos a la cuestiones que hoy en día hacen a la lucha estudiantil dentro del seno Universidad Nacional de Asunción (UNA). El profundo conflicto lleva más de un año.
Iván Rojas
Se puede estar a favor o contra ciertas cuestiones específicas relacionadas con los reclamos o en la manera en que el estudiantado los ha planteado. En algunos casos, ciertamente el modus operandi puede ser cuestionado. Además, queda claro que pueden existir divisiones internas dentro del gran espectro de personas que conforman el estamento estudiantil.
Ahora bien, dos cuestiones resultan inobjetables. En primer lugar, es innegable que existe un tremendo coraje y valentía estudiantil – factores que bajo sentido alguno pueden ser cuestionados. René Descartes estableció en su discurso del método que de lo único que no se puede dudar es de la existencia propia. De allí, que las personas que se animan a dudar de lo “establecido” o lo “impuesto” por el “establishment”, quedan en la historia. Basta recordar, años atrás, aquellos centros de estudiantes de diversas facultades integrantes de la UNA sumisos al poder de turno.
Los “aduladores” y “chupa medias” de las autoridades universitarias, tanto del Rectorado como incluso de cada decanato. Por mucho tiempo, la prebenda de turno, el cargo a ocupar, la promesa de remuneración adicional, los ingresos a las logias, los títulos o las becas a obtener eran mucho más importantes que defender los verdaderos y genuinos intereses estudiantiles. Esta situación va, lentamente, cambiando. Cada vez más, los estudiantes ejercen presión dentro de sus mismos centros de estudiantes, para que la representación estudiantil defienda los intereses del estamento. Profesores y autoridades universitarias son ahora mucho mas cautelosos en su relacionamiento con el estudiantado. La prebenda ya no es, necesariamente, la moneda de cambio.
En segundo lugar, la UNA precisa ser urgentemente reformada – como gran parte del país. Pero antes de hablar de esta reforma, es preciso comprender las diversas etapas de la lucha estudiantil. En este sentido, consideramos que la gesta estudiantil ha tenido dos grandes momentos. En su primera etapa, un cuestionamiento más bien abstracto hacia la corrupción, hacia el mal manejo administrativo por parte de quienes en aquel momento gobernaban a la UNA. Quedó claramente demostrado que las remuneraciones del personal docente, en muchos, casos se encontraban fuera de control.
El sistema premiaba al padrinazgo y el favoritismo político mucho más que a los méritos académicos y profesionales de los que pretendían ejercer la docencia o cargaos administrativos. El cuerpo docente, en muchos casos, estaba integrado por los “amigos” de la cúpula directiva. Aquellos que no eran parte del clan, no tenían cabida en la universidad. Una serie de manifestaciones organizadas en el rectorado de la UNA como en las distintas unidades académicas, como una serie de investigaciones, terminaron en la salida del entonces Rector. Éste hoy se encuentre siendo objeto de un procedimiento penal.
A partir de ese momento se comenzó a hablar de la tan mentada reforma universitaria, que hasta este momento, no ha llegado. Y no porque los estudiantes no hayan hecho su parte, sino por cuestiones totalmente ajenas, en las negociaciones dentro de los órganos de gobierno. Son básicamente tres ejes los establecidos para que se pueda considerar como reforma. Antes de aclarar y explicar con mayor precisión estos puntos, vale aclarar cuáles son los órganos de gobierno de la Universidad. La Asamblea Universitaria (A.U.) es la máxima autoridad, concentrando en sus sesiones a representantes (asambleístas) de cada estamento. El órgano encargado de convocar a la Asamblea Universitaria es el Consejo Superior Universitario. Por último, pero no menos importante, encontramos al Consejo Directivo, el cual aglutina en cada unidad académica a representantes del gremio docente, el gremio de egresados (no docentes) y el gremio estudiantil.
El primer punto que reclama el gremio estudiantil es el de la cantidad de representantes por estamento. La idea principal es que ningún gremio pueda lograr el quórum necesario para sesionar por sí solo. Es decir, que se deban reunir representantes de (por lo menos) dos estamentos para tomar decisiones. Vale aclarar, que el Decano y Vice-Decano de cada facultad forman parte del Consejo Directivo. Esto representa (a efectos meramente prácticos) la suma automática de dos personas al estamento docente, ya que de este gremio se elige a estas dos figuras. Es preciso aclarar que este reclamo nada tiene que ver con un odio entre los gremios, sino a la búsqueda de una mayor representatividad y una mayor democratización de las decisiones que afectan de manera directa a cada unidad académica.
Otro punto de vital importancia en el reclamo estudiantil es el de los cargos de confianza. El pedido es hacer incompatibles los cargos de confianza con el de miembro del Consejo Directivo. Esto obedece a la relación de dependencia que podría generar un cargo de confianza con las máximas autoridades personales de la facultad (Decano y Vice).
Otro tema de no menor importancia radica el hecho que los cargos de Decano / Rector son considerados como cargos académicos. Ello quiere decir que, por ejemplo, un diputado, un miembro de la Corte Suprema de Justicia o el director de un importante hospital, además de sus funciones como magistrado, miembro de una de las cámaras del congreso o administrador de un nosocomio, pueda ejercer su función como Decano o Rector, y también varios cargos como docente en las facultades.
Con ello se maquilla una situación de hecho y el interesado obtiene una remuneración particularmente importante. Bien es sabido que la persona en cuestión no se dedica a tiempo completo a la universidad, tampoco ejerce sus cargos como docente – toda esta situación dificulta sus labores en otros sectores. Aquí debería existir una norma que aclare esta situación, porque la interpretación actual dentro del seno de la UNA ha sido sumamente perniciosa, particularmente si tenemos en consideración a aquellas facultades que tienen una estrecha relación con poderes del Estado o con el sector político.
El último tema reclamado entre los ejes fundamentales es el de la reelección en los cargos, que solo debe ser (según el pedido) por una vez, ya sea de manera alternada o consecutiva, a fin de evitar la perpetuación de una persona en el mismo cargo. Todo esto, entre muchas otras cuestiones que hacen a la Universidad, claro está.
La UNA es una de las más importantes instituciones de nivel terciario del país (si no la más grande). En ella se junta una muy importante diversidad de estudiantes, futuros profesionales que son en cierto sentido parte importante del futuro del país, en los distintos campos profesionales del saber.Es tiempo de que como sociedad entendamos que los cambios no se pueden esperar desde el sofá, sino que hay que buscarlos, ganarlos. Es por eso que la actitud de los estudiantes de la UNA es merecedora de cuanto menos la admiración, y la toma como ejemplo, para buscar los cambios que finalmente, no harán solo bien a la Universidad, sino que son el artífice, de un país que tanto ha sufrido a lo largo de su historia, y que está harto de la injusticia y el retroceso. La reforma que precisamos no debería ser solo de la Universidad Nacional de Asunción. Deberíamos también reformar a todo el país. La UNA es un primer paso en este cambio de actitud que precisamos. El Paraguay ya no puede esperar.
5dias