Investigadores de Países Bajos analizaron a más de 2.700 personas desde los 11 hasta los 25 años.
Un nuevo estudio ha demostrado que casi todos los niños que experimentan confusión de género la superan cuando llegan a la edad adulta. Investigadores de Países Bajos analizaron a más de 2.700 personas desde los 11 hasta los 25 años.
A lo largo de ese período, les preguntaron cada tres años cómo se sentían y uno de cada 10 niños (el 11 %) experimentaba una “insatisfacción de género” en diversos grados al inicio de la investigación. Sin embargo, al llegar a los 25 años, solo una de cada 25 personas estudiadas (el 4 %) afirmó estar descontenta “a menudo” o “a veces” con su sexo biológico.
“Los resultados del estudio actual podrían ayudar a los adolescentes a darse cuenta de que es normal tener algunas dudas sobre la propia identidad y la identidad de género durante este período de edad y que esto también es relativamente común”, concluyeron los especialistas.
Los detalles del estudio
Investigadores de la Universidad de Groningen analizaron los datos de 2.770 personas, que debían responder sobre el ‘deseo ser del sexo opuesto’ en seis momentos diferentes durante 15 años. Concretamente, cada dos o tres años desde el inicio del estudio en marzo de 2001 hasta el final.
La investigación determinó que cerca del 78 % de las personas analizadas tuvieron los mismos sentimientos sobre su género durante los 15 años, alrededor del 19 % se sintió más satisfecho, mientras tan solo el 2 % se sintió menos cómodo.
“La insatisfacción de género, si bien es relativamente común durante la adolescencia temprana, en general disminuye con la edad y parece estar asociada a un autoconcepto y una salud mental peores durante todo el desarrollo”, señalaron los investigadores.
En este contexto, Patrick Brown, miembro del Centro de Ética y Políticas Públicas (EE.UU.) que no participó en la investigación, indicó a Daily Mail que “este estudio proporciona aún más razones para ser escépticos ante las medidas agresivas para facilitar la transición de género en la infancia y la adolescencia”.
De acuerdo con sus palabras, “la prudencia y la cautela, en lugar de precipitarse hacia cirugías permanentes o terapias hormonales, será el mejor enfoque para los adolescentes que luchan por dar sentido al mundo y a su lugar en él”, agregando que, en su opinión, “las políticas que prohíben la transición de género para menores tienen mucho sentido”.
Brown destacó que cualquier persona que haya pasado por la adolescencia sabe que “la pubertad y sus secuelas pueden ser una época confusa de aumentos hormonales, cambios físicos e inseguridad social”. “No es sorprendente que las tasas más altas de insatisfacción con el cuerpo alcancen su punto máximo durante esta etapa”, concluyó.
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