La importancia de decir y recibir el ‘no’ en nuestra vida
Por Bernt Entschev
Hace algunos años tuve el privilegio de convivir con un colega de equipo que poseía una habilidad envidiable de decir ‘no’ al ser accionado para ejecutar actividades o tareas que extrapolaban su día a día de trabajo o incluso las cuales su posición no comportaba. Pero el ‘no’ de este profesional siempre fue consistente, pulido y más, traía un universo de alternativas para solucionar la demanda de su jefatura.
Él argumentaba por ejemplo: “Bernt, sí podemos hacerlo de esta forma, no obstante tengo esta, más esta y también aquella actividad. ¿Qué prefieres que yo deje para después?”. Él tenía la habilidad de devolver la demanda, o en verdad dejarla en la mano del gestor la alternativa a seguir. De esta forma no se sobrecargaba y no dejaba que la calidad de su trabajo cayese.
Ejemplos como esos en el mercado de trabajo, infelizmente aún no son unanimidades. Vivimos en un país en que la palabra ‘No’ remite a antipatía, tanto en la vida personal, cuando profesional. El miedo de que seamos vistos como ‘pesados’ y de pasar por una persona que es remolona o incluso de la exclusión social, nos hace aceptar hacer cosas que en verdad no nos gustaría de hacer, o incluso dejar de hacer algo en detrimento del pedido del otro.
Generalmente el perfil de las personas que dicen ‘sí’ a todo está ligado a un individuo que tiene baja autoestima, que posee miedo de no ser aceptado, o que allá atrás su histórico está ligado a rechazo. Entonces esa persona acepta todo para justamente intentar agradar al otro, olvidándose de sí propia.
Sin embargo, existe el otro lado de la moneda: si decir el ‘no’ es algo difícil, saber recibirlo es algo imprescindible. Llevarlo para el lado personal, hacer juicio previo y o, de antemano, ver el interlocutor de individuo que ‘es remolón’, es señal de inmadurez. Por eso, el ejercicio de la palabra pasa por ‘saber decir’ y ‘saber recibir’. ¿Básico no? Pero muchas veces, sabemos que no es bien así que sucede. Ahí el origen del conflicto.
Algunas indicaciones pueden ayudar al lector a ejercitar el ‘no’ en sus respuestas y también la recepción del mismo. Primero el ‘no’ necesita estar ligado a sus valores. Esa ancla es primordial y va a dejarle de consciencia limpia siempre que necesite colocar la palabra en práctica.
Segundo, recuérdese del ejemplo de mi colega que cité al inicio: fundamente su ‘no’. En el ambiente de trabajo busque negociar más con las personas, jefaturas y clientes. Su no con ese amparo, hará de usted una persona más respetada, conocida por su forma asertiva de lidiar con las cosas.
Aprenda a recibir el ‘no’ sin hacer juicios previos. Sea maduro. Además de ayudar su desarrollo profesional, también estará ayudando a otras personas a ejercitarse a hacer lo mismo. Deje de lado un poco la forma ‘sentimental’ que está en nuestro DNA brasileño.
Por fin, busque entender dónde está su derecho y el derecho del otro. Algo básico, pero que necesitamos entender para evitar remilgos. El ‘no’, se encaja exactamente en el medio de esos dos principios. ¡Aprenda a decir y a recibir el ‘no’ para que su ‘sí’ tenga más valor!
La Nacion