Karu Guasú, un gran almuerzo ante ayuno del Viernes Santo
El Jueves Santo, como cada año en Paraguay, girará en torno al “Karu Guasú”, “comida grande” en guaraní, un suculento y abundante almuerzo a base de carne que sirve como refuerzo para afrontar esa noche el rito del Vía Crucis, y por supuesto el ayuno católico del Viernes Santo.
Las carnes vacuna, porcina y en algunos casos ovina forman parte de ese almuerzo, que está también acompañado por la chipa, el panecillo hecho con almidón de mandioca y queso que simboliza la identidad gastronómica de Paraguay.
En ese único menú se pueden degustar variedades del panecillo y platos de la cocina del país como la sopa paraguaya que, al contrario de lo que sugiere su nombre, es sólida y recuerda a un bizcocho salado, elaborado con maíz, cebolla, huevos, queso fresco y crema de leche.
La tradición señala que una chipa o una sopa paraguaya que se precie debe de estar elaborada el día anterior y cocidas en el “tatakua”, un horno de ladrillo en forma de cúpula que en guaraní significa “agujero de fuego”.
Y en cuanto a la chipa, lo ideal es que la masa se coloque sobre pedazos de hojas de banano para su perfecta cocción en el “tatakua”, en lugar de utilizar fuentes de metal o vidrio convencionales, explicó a Efe David Galeano, director del Ateneo de Lengua y Cultura Guaraní.
Galeano precisó que debido a las dimensiones del “tatakua” no es factible acomodarlo a todos los hogares, por lo que el “Karú Guasú” es una tradición que se practica mayormente en el interior agrícola de Paraguay
En esos lugares el Karu Guasú da comienzo el miércoles por la mañana con la recogida de leña y la preparación de las comidas típicas con los productos cultivados en las propias huertas y los animales de las granjas.
“En las casas se planta el maíz y de eso se hace la harina de maíz y de la mandioca se hace el almidón, de la leche de la vaca se saca el queso, la gente tiene su quesera en sus casas, los huevos se obtienen de la gallina, y del cerdo se saca la grasa”, detalló Galeano.
Cumplimentado el almuerzo del “karu guasú”, la noche del Jueves Santo entre los católicos paraguayos está marcada por la misa que acompaña al lavado de los pies, el rito en el que el sacerdote rememora la práctica que realizó Jesús a los apóstoles antes de su muerte en la cruz.
Galeano indicó que la noche del Jueves Santo también se caracteriza por las lamentaciones de los “pasioneros” o “estacioneros”, grupos de quince personas que entonan en los alrededores de la iglesia el “purahei asy”, o “canto lastimero” en guaraní.
Su función es emular el recorrido por la estaciones del Vía Crucis con canciones de sentimiento y dolor, una tradición que a veces deviene en una competición entre los diferentes grupos de “estacioneros”.
Y es que cuando dos agrupaciones se encuentran, se enfrentan entre sí cantando por turno su repertorio, resultando perdedor quien agota antes su cancionero.
“Cuando el enfrentamiento se prolonga demasiado incluso dejan la cruz, que cada grupo carga, en alguna comisaría cercana a modo de resguardo para poder continuar con el enfrentamiento al día siguiente”, explicó Galeano.
En Asunción, la marcha de los “estacioneros” se puede observar en el barrio San Jerónimo, uno de los pocos de la capital que conservan el espíritu vecinal y donde la Semana Santa se vive con fervor cada año.
Paraguay es el país con mayor proporción de católicos de América Latina, contando con un 85 % de sus habitantes que profesa esta fe religiosa