Más de 38,4 millones de personas viven con el virus de la inmunodeficiencia humana, más conocido como VIH, en todo el mundo, de las cuales se estima que 28,7 millones de personas con la infección tienen acceso a tratamiento. Pese a este logro, cada año mueren en todo el mundo unas 650.000 personas por la enfermedad.
A pocos días de que se cumplan 40 años del descubrimiento del virus el próximo 20 de mayo, un equipo de investigadores de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona ha hecho un hallazgo prometedor. Los científicos han descubierto que una proteína, la Schlafen-12 (SLFN12), impide que las células infectadas por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) puedan completar el proceso de reproducción del virus, aunque si lo mantiene latente.
Próximo objetivo: combatir la latencia
Según los autores del estudio, coordinado por los investigadores del MELIS-UPF de los laboratorios de Biología de la Infección y Virología Molecular, Andreas Meyerhans y Juana Díez, este resultado es motivo de esperanza, ya que podría ser el primer paso para desarrollar nuevos medicamentos que permitan curar la infección por completo, eliminando también la latencia, que es el verdadero reto en la lucha contra el VIH.
“La latencia es una barrera importante que impide la eliminación del virus a las personas infectadas por el VIH. No podremos curar una infección existente hasta que nos deshagamos de las células infectadas de manera latente. Por eso es esencial entender cómo funciona la latencia”, subrayó Meyerhans.
“Schlafen”, “dormir” en alemán
La investigación ha demostrado que SLFN 12 frena la producción de proteínas virales y ayuda a las células infectadas por el virus a escapar de la terapia contra el VIH y de las respuestas inmunitarias. El nombre de la proteína proviene de la palabra alemana “schlafen”, que significa “dormir” y que da nombre a una familia de proteínas implicadas en el cáncer, a la sensibilidad a los fármacos y a las funciones antivirales, puede inhibir específicamente la producción de proteínas del VIH sin bloquear la producción de proteínas celulares.
La investigación fue publicada en la revista ‘Communications Biology’.
Editado por Isabella Escobedo