Una investigación del diario El País de España reveló que un ex fugitivo neofascista se refugió en Paraguay, tras ser condenado a 14 años de cárcel en su país. Sostienen que, en la actualidad, se hace pasar por instructor de seguridad acreditado por la Policía Nacional.
El ciudadano español Jesús Menargues, alias El Karateca, había sido condenado, en 1984, a 14 años de prisión en España, por tres robos con intimidación y un delito de lesiones, cometidos en Valencia en 1980. Permaneció en la cárcel 18 meses y, en 1986, se fugó de su país y se instaló en Paraguay.
El hombre accedió a una entrevista con El País en la que relató, por primera vez, su historia, y el medio español publicó los detalles de la investigación que realizaron en torno a él.
Fue calificado como un personaje que burló las garras de la Justicia española, desmarcado hoy en día de un pasado que lo conecta con uno de los capítulos más oscuros de las tramas negras ultraderechistas.
El Karateka tiene actualmente 59 años y se hace pasar por militar, agente de inteligencia en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado de España, e incluye su paso como capitán por uno de los cuerpos de élite del Ejército, la Bandera de Operaciones Especiales de la Legión (BOEL).
Además, alega ser formador de vigilantes acreditado por la Policía Nacional paraguaya. Pero, según la investigación de El País, todo es falso.
Por la misma causa que había sido condenado Menargues en España, también habían sido penados una veintena de camaradas del Frente de la Juventud (FJ). Era un grupo de veinteañeros emergido de Fuerza Nueva “que agitó la violencia como bandera y protagonizó asaltos y secuestros para financiarse”.
“Sus comandos perpetraron tres asesinatos y decenas de atentados”, señala el diario español, citando los casos del envío de una carta-bomba que mató en 1978 al conserje del mismo medio, Andrés Fraguas, quien tenía 19 años de edad, y que también arrancó la mano izquierda a su compañero Juan Antonio Sampedro.
Asimismo, menciona el atraco a varios empleados de una oficina de Hidroeléctrica Española y el asalto a un domicilio en el que saquearon joyas, todo a fin de financiar la “milicia fascista”.
“El acto más político ocurrió en un bar de Valencia frecuentado por izquierdistas donde llovieron cócteles molotov, silbaron balas y un hombre recibió una brutal paliza de la que tardó dos meses en curarse”, relata la investigación.
Después de haber sido condenado por todo esto, Jesús Menargues aterrizó en Paraguay en 1986, tras huir de España para no ir a prisión, aprovechando que el juez que había dictado su sentencia, Gonzalo de la Concha, le había dejado en libertad provisional.
“En Asunción, dice que contactó con la comunidad extremista española, se topó con el malagueño Juan León Cordón, delegado en Paraguay del Frente Nacional, mano derecha del fallecido notario Blas Piñar para asuntos latinoamericanos, y hombre bien conectado –según confirmó Cordón a este periódico- con José Eugenio Jacquet, ministro de Justicia de Alfredo Stroessner e ideólogo de su régimen”, agrega el medio.
El neofascista hoy está limpio de culpas, porque prescribieron sus delitos. Incluso, ya habla con desdén de la política, describe el diario.
Contó que su credo inició en 1977, después de leer a José Antonio, a sus 17 años. Abordado sobre su actividad profesional en el país, esquivó las preguntas y alegó que un currículum con su nombre e imagen, que fue enviado recientemente a una multinacional de seguridad, fue fabricado por un tercero para perjudicarle. UH