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En las redes sociales se viraliza, sobre todo en el sur del Alto Paraná, la animosa reacción del intendente de Los Cedrales, Alto Paraná, quien luego de estar reunido ayer sábado en su casa con un par de amigos, recibió un pedido de socorrer a unos niños que no podían volver a sus casas porque sus transportes quedaron atrapados en el fango. Se quitó el calzado y fue en pos de los chicos. Por ello se convirtió en «el protagonista» de esta semana.
Esta historia compete a Aldo Andrés Mareco, intendente municipal de Los Cedrales, quien el sábado a la mañana, con lluvia en la ciudad, invitó a dos amigos a tomar el desayuno en su casa. Mientras charlaban y degustaban un rico mbeju mestizo con cocido, sonó su teléfono y atendió. Era el comisario local quien le informó que en la noche anterior quedaron empantanados dos buses en un paraje llamado Península Guaraní.
En estos buses, el viernes último, los chicos habían viajado con algunos padres. Se apearon de los vehículos y continuaron a pie hasta el campamento. Caminaron cuatro kilómetros.
Al día siguiente, ya a la hora de volver, los buses seguían varados. Fue cuando los conductores, que amanecieron en sus transportes, pidieron ayuda lo que llegó a oídos del comisario de Los Cedrales.
El desayuno y la charla del intendente quedaron para otro momento. Sin más trámites don Aldo habló con algunos vecinos con tractor y camionetas y en caravana se largaron hasta el lugar.
El jefe comunal, ante el belicoso barro escarlata se desligó de sus zapatos, se remangó el pantalón y bajó de la camioneta junto a sus demás compañeros y fueron, entre patinando, cayendo y levantando, hacia los bajos del camino donde las ruedas de los buses estaban engullidos por el cieno.
Entre tanto, el tractor, un forzudo “toro” rojo, es arrimado al primer colectivo. El operador, con presteza, engancha las piezas de hierro al transporte empantanado, ubica la palanca de cambio en primera y acelera. Ruge el motor del ómnibus y del tractor cuyas ruedas arrojan con fuerza barros al costado y las ruedas duales del colectivo echa humos y; la carrocería, su gemido de metales.
El silencio del sitio se llena del bramido de los motores y del sapukai victorioso y feliz de los que fueron a auxiliar.
El intendente fue ayudando a los chicos a abordar las camionetas facilitadas por los vecinos que los arrimaron hasta un camino seguro a donde el tractor ubicó los buses confiscados durante una noche por el camino barroso.
Los padres tenían algunas camionetas y los vecinos de Los Cedrales aportaron otros cinco. Ya tuvieron vehículos de apoyo de sobra. Connotados vecinos apoyaron para el rescate: Antonio Galhera, Paulo Giovani, Porcionato, Junior, entre otros se pusieron firme al lado del intendente para que ni una asistencia falte a los niños.
El intendente saludó a cada uno, a los chicos y a los padres presentes, les dijo el “para servirles” que esta vez superó el protocolo social y volvió a su casa tras la misión cumplida, se pegó una ducha, se calzó un calzado cómodo y se puso a ayudar a la esposa en algunos quehaceres de la casa. elpais