Joaquín Krüger, un músico y autor teatral que llegó desde Alemania a Paraguay, es el verdadero protagonista de las fotos que se relacionaron con el criminal nazi Josef Mengele, quien vivió en Hohenau entre 1961 y 1962.
Andrés Colmán Gutiérrez – @andrescolman
Era marzo de 2014. Una serie de reportajes, en la que habíamos revelado fotos de la casa en la que el criminal nazi Josef Mengele vivió durante casi dos años (1961 y 1962) en la zona de Hohenau, Itapúa, estaba causando gran conmoción, cuando un informante que hasta entonces nos había merecido rigurosidad y confianza nos trajo un material que aportaba nuevos datos a la leyenda del Ángel de la muerte en tierras guaraníes.
Era la versión digital de un libro aún inédito del fotógrafo paraguayo Fredi Casco, en la que él mostraba las supuestas pertenencias que el doctor Mengele habría dejado en la habitación 26 del Hotel Tirol, en Capitán Miranda, la noche en que tuvo que huir apresuradamente porque un comando israelí lo estaba cercando.
El día antes habíamos publicado parte de un relato del activista judío Simón Wiesenthal, el famoso cazador de nazis, quien cuenta que Mengele fue descubierto por un comando del Mossad y tuvo que huir en pijamas, dejando su maleta y ropas, una noche de marzo de 1964.
El libro de Fredi Casco, titulado El retorno de los brujos, mostraba precisamente las fotos de una valija de cuero sobre la cama de la habitación de El Tirol, donde había un pijama, una antigua cámara fotográfica y un álbum de fotos, entre otros objetos. Casco aseguraba que esas fotos fueron tomadas por Mengele en Hohenau y Encarnación.
El material aportaba datos muy sugestivos a la historia y leyenda del criminal nazi, como para no publicarlo. Intentamos hablar con Fredi Casco, pero nos dijeron que andaba por Francia y no había modo directo de comunicarse. Nuestro informante nos dijo que podíamos publicar sin problemas el material, siempre que mencionáramos la fuente, ya que se trataba de una investigación artística y académica.
Equívoco periodístico.
“Un baile en la aldea, foto que tomó Mengele en sus paseos por Hohenau”, fue el título de la nota publicada por Última Hora el domingo 23 de marzo de 2014.
Allí describimos lo que se veía en las fotos supuestamente halladas en la maleta de Mengele, que mostraba a jóvenes pobladoras con trajes típicos europeos, en una especie de danza o espectáculo teatral, contra un decorado con biombos en un camino rural de Itapúa.
Unos días después, Fredi Casco se comunicó con nosotros desde París para explicar que las fotos no fueron tomadas por Mengele, sino que él quería hacerlo creer así como parte de un experimento artístico en el que combinaba la realidad con la ficción.
Obtuvo las fotos en el museo Edwin Krug, de Hohenau, y las utilizó en el montaje fotográfico que efectivamente realizó en la misma habitación del hotel El Tirol, de donde supuestamente se había fugado Mengele.
La aclaración sobre el equívoco fue realizada en otra nota publicada el 30 de marzo de 2014, con el título: “El fotógrafo que siguió el rastro de Josef Mengele hasta la habitación 26”.
El verdadero origen
Casi dos años después, René Krüger nos escribe desde Hohenau, contándonos sobre la verdadera historia de las fotos.
“Mi padre Joaquín Krüger (Berlín 1910 – Hohenau 2001) escribió en 1959 una obra teatral que trata de un viaje alrededor del mundo en ocasión de la visita de un extraterrestre que quiere conocer países, ciudades y paisajes. La obra fue escrita y ensayada con alumnos de la Escuela 129 de Hohenau 2, del entonces Liceo Nacional de Hohenau 2 y con algunos adultos de Hohenau para un encuentro de coros en Hohenau 3 en octubre de 1959 y presentada luego nuevamente en 1961 en Asunción”, cuenta René.
Siguiendo el argumento del viaje alrededor del mundo, la obra teatral de Joaquín Krüger presentaba escenas de Rusia, Estados Unidos, China, Alemania y otros países.
“El tema, la escenificación, los disfraces, las danzas y los títeres (el biombo es el titiritero) tienen que ver con esos recorridos geográficos y no tienen absolutamente nada que ver ni con Mengele ni con los nazis ni con ideología política alguna. En la escena que se observa en la primera de las dos fotos, el cortinado del titiritero muestra claramente una escena de la iglesia ortodoxa de Moscú”, explica.
Las fotos se hallan en un álbum que la familia Krüger donó al Museo Edwin Krug de Hohenau 2, de donde Fredi Casco las rescató para usarlas en su montaje fotográfico de realidad simulada.
“Mi padre, Joaquín Krüger, tuvo que escaparse en 1936 de la Alemania nazi por problemas políticos con el régimen; mi madre fue suiza, que llegó con sus padres al Paraguay en 1921 y jamás tuvo que ver algo con los nazis ni su ideología; toda la familia siempre se sintió muy bien en el Paraguay y jamás sostuvimos ideología nazi ni tuvimos contacto con los criminales nazis”, explica Joaquín, quien admite que les ofende que las fotos de su padre puedan relacionarse con el criminal Mengele.
En lo personal, como autor de las notas, pido disculpas a René Krüger y a su familia por el equívoco periodístico. Si de algo ha servido, además de ayudar a separar un poco más la leyenda de la historia en el caso Mengele, fue también para rescatar la obra de un músico y autor teatral hasta ahora poco conocido entre los colonos pioneros alemanes en Hohenau.UH