El ex jugador de la selección boliviana Gualberto Mujica es investigado como presunto cómplice de Sebastián Marset. Lo acusan de integrar esquema criminal que lava los activos que generan las transacciones de drogas. El tema ya sobrepasa el límite de la lucha antinarcótico, llegando incluso al campo político.
Mujica estaba dirigiendo el deportivo Guavira en donde percibía un sueldo de diez mil dólares mensuales, de repente aparece al frente del club Leones futbol club, de la segunda división de Santa Cruz. Eso llamó la atención de la policía que encontró inconsistencias en las declaraciones del acusado, dijo el periodista Edmundo Gimenez de la cadena Bolivisión en contacto con la 1020 AM.
Agregó que al igual que ese caso existen varios otros relacionados a conocidas figuras de la sociedad boliviana, pertenecientes a diversos sectores. Las explicaciones acerca de cómo Marset logró insertarse fácilmente a la a la comunidad, determinó un cruce de acusaciones entre autoridades y facciones de la política nacional.
El caso Marset desató un terremoto político, ya que se produjeron acusaciones entre representantes del gobierno actual (de Luis Meza) y de Evo Morales. A estos atribuyen el hecho de que fue en esa época en la que se otorgó la nacionalidad boliviana al fugitivo oriental.
Cabe indicar que el Poder Ejecutivo liderado por Meza, del mismo signo político de Evo Morales, que venían manteniendo una interna de baja intensidad. Sin embargo ahora con el escándalo cobró fuerza y una inusitada virulencia, al punto de que se acusan responsabilidades directas en el apañamiento de Marset.
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