En un primer momento, firmó un acuerdo con Italia para el suministro de vacunas, pero antes las demoras solicitó el antídoto ruso, que “claramente está funcionando”, recoge The Washington Post.
Hasta hace apenas unas semanas, San Marino era el único país de Europa occidental sin suministro de vacunas contra el coronavirus. Ahora, gracias al antídoto ruso Sputnik V, este microestado en el centro de Italia puede convertirse en un “enclave protegido” mientras otras partes del continente aún luchan contra el virus, recoge The Washington Post.
La crisis y la solución
En un primer momento, San Mario tenía la intención de depender completamente de Italia respecto a las vacunas. En enero firmó un acuerdo con Roma para recibir una de cada 1.700 dosis suministradas por Europa a Italia, lo que parecía garantizar que San Marino vacunaría al mismo ritmo que la UE. Sin embargo, el acuerdo requería no solo la aprobación de Italia, sino también de Bruselas y de los proveedores de vacunas, por lo que “el papeleo retrasó el acuerdo casi dos meses”, recuerda el artículo.
“Una vez que comenzaron las demoras, nos encontramos frente a una protesta muy fuerte de los ciudadanos“, indica el ministro de Salud, Roberto Ciavatta, que admite que se vieron ante la necesidad de “ofrecer soluciones”.
San Marino consideró varias opciones además de la vacuna Sputnik V. Sin embargo, las fabricadas en China no tenían estudios revisados por pares que demostraran su eficacia, mientras que la opción de la India también se presentaba como un “salto a la oscuridad”, recuerda Ciavatta. En cambio, Sputnik V reunía varias ventajas, como un artículo en la prestigiosa revista médica The Lancet —que demostró que la vacuna tiene una efectividad del 91,6 % y de un 100 % contra los casos graves—, un precio relativamente barato de unos 10 dólares por dosis, así como un diseño similar a los antídotos de AstraZeneca y Johnson & Johnson.
Debido a que San Marino, que no es miembro de la Unión Europea, no tiene un regulador de medicamentos equivalente a la Administración de Drogas y Alimentos de EE.UU. o la Agencia Europea de Medicamentos, simplemente planteó la pregunta sobre el uso del Sputnik V ante un pequeño comité de bioética, que dio luz verde al antídoto ruso, convirtiendo al microestado en el único país de Europa occidental en autorizarlo.
Rusia rápidamente accedió a la petición de San Marino, proporcionándole las 15.000 primeras dosis, suficientes para cubrir a 7.500 personas. Las autoridades indican que, probablemente, pronto pedirán más, con la idea de vacunar a toda su población adulta de 29.000 personas para finales de mayo.
Estrategia exitosa
Agostino Ceccarini, jefe de la campaña de vacunación en San Marino, sostiene que Sputnik V claramente está funcionando, pues ninguno de entre los más de 7.000 pacientes inoculados han tenido una forma grave de covid-19. Además, el antídoto ha evitado que el único hospital del país “explote”, apunta.
Aunque el país ya está recibiendo también algunas dosis de Pfizer en el marco de su acuerdo con Italia, Sputnik V representa el 85 % de las inyecciones administradas por San Marino.
“Un Plan B que Europa no tiene”
Al aliviar su propia crisis con una vacuna que aún no ha sido autorizada por la UE, la micronación se ha convertido en el contraste de una crisis mucho mayor que se desarrolla más allá de sus fronteras, donde Italia y gran parte del resto de Europa se han movido a pasos mucho más lentos, con una campaña de inoculación plagada de problemas, apunta The Washington Post.
Para las regiones italianas cerradas de la ‘zona roja’ que rodean San Marino, la pequeña república se ha convertido, de repente, en el ejemplo de un enfoque autónomo, lo que tiene implicaciones para la geopolítica y provoca celos de los residentes locales. Cientos de italianos han intentado en vano reservar citas en San Marino para recibir Sputnik V, mientras que algunos incluso han tratado de ingresar números de identificación de San Marino falsos en un sistema en línea. Entretanto, algunos políticos, así como alcaldes de ciudades cercanas a San Marino, argumentan que Italia también debería considerar las vacunas rusas.
Mientras San Marino ya ha administrado al menos una dosis al 27 % de su población, en Italia, solo el 12 % de las personas ha recibido al menos una inyección. Muchos jóvenes italianos tendrán que esperar hasta bien entrado el verano o el otoño para acceder a vacunas, un retraso agravado por las cuestiones sobre la seguridad del antídoto de Oxford-AstraZeneca. Mientras, la UE, que adquiere y autoriza vacunas en nombre de sus miembros, está revisando la vacuna Sputnik V, pero es probable que el proceso tarde meses.
“Aplaudo a San Marino”, enfatiza al respecto Domenica Spinelli, alcaldesa de Coriano, un municipio italiano a unos 16 kilómetros de distancia. “Encontraron el Plan B que Europa no tiene”, agrega.