Estados Unidos debe informar sobre veracidad de documento

En llamativa coinciden­cia con la fecha en que se anunciaba la reunión de la Junta de Gobierno de la ANR, recibiendo en su recinto al presidente de la República, Santiago Peña, luego de la victoria electo­ral del pasado 30 de abril, se filtró a los medios de comu­nicación un documento supuestamente atribui­ble a un organismo de los Estados Unidos, en el que se planteaba una hoja de ruta de intervención en diver­sas instituciones públicas del Paraguay, fundamen­talmente en aquellas des­tinadas a Justicia y control público.

El acontecimiento cobró explosiva notoriedad por el tono de la nota, con expresiones habitual­mente correspondientes a las comunicaciones emiti­das desde la Embajada de los Estados Unidos.

Mas allá de las alusiones a Horacio Cartes, cuestio­nado precedentemente por la embajada, lo llamativo y que subió el tono de la “fil­tración” fue la mención en varios tramos al mismísimo presidente de la República, Santiago Peña Palacios.

Ello motivó, como sucedería en cualquier país que rei­vindica su independencia en el mundo, la convocatoria a reunión en la sede de la Can­cillería del representante diplomático de los Estados Unidos, quien al concluir la reunión evidenció que no admitían ni desmentían el documento en tanto mani­festó que no comentaban las filtraciones.

Si bien no hubo comenta­rios por parte de la Cancille­ría paraguaya, calificando el descargo del embajador, tal posición ambigua dejó flotando la duda sobre la veracidad del documento y su origen.

Desde el momento en que se menciona al presidente de una nación en un docu­mento que una embajada –no importa cuál– no admite ni desmiente es un hecho que llama la atención, al tra­tarse, como es, el presidente de la República, en este caso Santiago Peña, el deposita­rio de la soberanía popular expresada en votos en las últimas elecciones.

Se puede entender las pre­rrogativas de los distin­tos países al respecto de la defensa de sus interCIONeses, pero la alusión a la figura presidencial en un comu­nicado que no se afirma ni se desmiente deja cierto tono inquietante en lo que se califica como una rica relación de amistad entre ambos países y sus respec­tivos Gobiernos.

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