Además, terminará el 2018 con una inflación anual de 5%, es decir, menos que el 6,5% del mes pasado en Argentina
Austeridad y disciplina. Esa es la fórmula paraguaya para convertirse en la envidia de Argentina. Según la consultora Federico Muñoz & Asociados, el “gran país del norte” crecerá en 2018 por décimo año consecutivo mientras que Argentina, por su parte, presenta siete años de estanflación.
De todas maneras, el país presidido por Mauricio Macri no tiene que envidiarle solo su crecimiento económico: Paraguay promediará en los últimos cuatro años una inflación anual de tan sólo 3,5%. En Argentina, ese número se acercaría al 35%, dependiendo de cómo cierre 2018, es decir, un incremento de los precios diez veces mayor.
En la última década, el PIB paraguayo registró una tasa de crecimiento anual promedio de 4,6%, un ritmo de expansión mucho más ágil que el de sus dos grandes vecinos (Argentina, con 1,3% y Brasil, 1,7%) en el mismo período. Los paraguayos también han logrado crecer a un ritmo superior que el resto de Sudamérica: 3,6% promedio anual desde 2008.
Además, el FMI proyecta que la economía de Paraguay sostendrá un ritmo de crecimiento superior a 4% por lo menos hasta 2023. En el plano fiscal, promulgó en 2012 la Ley de Responsabilidad Fiscal que limita el crecimiento del gasto público y pone un techo al déficit primario. “Si bien en los últimos años incurrieron en un déficit financiero cercano a 1,5% del PIB, el ratio deuda pública sobre PIB se mantuvo estabilizado por debajo de un muy cómodo 24%”, explicó Muñoz. Argentina, por su parte, cerrará 2018 con un ratio deuda PIB que puede ser mayor a 90%, dependiendo de cómo se sostenga la precaria estabilidad cambiaria.
“La macro ordenada generó un contexto de previsibilidad que favoreció el desarrollo de diversas actividades productivas”, explicó Muñoz y agregó que “la presión tributaria relativamente baja también propició la expansión del sector privado”. En particular, la economía paraguaya mostró una notable pujanza de su sector exportador. Sus ventas externas prácticamente se han triplicado en los últimos quince años, merced al empuje de la soja y la carne vacuna.
Estas mejoras en los indicadores macroeconómicos han tenido como correlato una mejoría notable de sus indicadores sociales, según detalló el reporte. Tanto los datos oficiales como la estimación del Cedlas muestran que la tasa de pobreza (medida por ingresos inferiores a US$ 4) bajó en menos de dos décadas desde niveles superiores al 40% hasta la zona de 20% en 2017.
En definitiva, el desempeño económico paraguayo de los últimos años ha sido realmente ponderable. “Es cierto que sigue siendo un país bastante más pobre o, para ser más precisos, con ingresos promedio más bajos que el nuestro e, inclusive, que los del resto del continente”, expresaron desde Muñoz & Asociados, pero concluyeron que “están embarcados en un franco proceso de convergencia y que todo indica que en los próximos años seguirán cerrando la brecha respecto a los países más ricos de la región”.
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