El relicario con sangre de San Juan Pablo II llega a Paraguay
Un relicario que contiene la sangre líquida de San Juan Pablo II, quien visitó Paraguay en 1988 cuando era sumo pontífice de la Iglesia Católica, estará en nuestro país para que todos los fieles puedan venerarlo del 7 al 13 de julio en diferentes diócesis.
Histórico. Juan Pablo II, hoy santo, visitó por primera y única vez el Paraguay en 1988.
Esta ampolla de sangre que está montada en un relicario en forma exclusiva, llega a los fieles después de que el cardenal Stanislaw Dziwisz, quien fue su secretario personal, reservara unos tubos de sangre de los viales de sangre para la prueba mientras el Papa fue hospitalizado por última vez.
La reliquia de primer grado (al ser parte del cuerpo de un Santo) podrá ser apreciada en la catedral de Asunción del 7 al 8 de julio, el primer día se exhibirá a las 19. 00 y posteriormente de 15.00 a 21.00.
Por su parte, en la Catedral de la ciudad de San Lorenzo podrá visitarse el 9 de julio de 15.00 a 21.00, mientras que en el santuario de Luque será de 15.00 a 21.00, el 10 de julio, y en la Catedral Castrense el 13 de julio, de 15.00 a 21.00, respectivamente.
El movimiento Apóstoles de los Dos Corazones de la Arquidiócesis de Asunción es el encargado de organizar la visita y fue el que postuló ante la Santa Sede a Paraguay para que sea parte de esta peregrinación, que es la segunda en el país, después de Encarnación durante el 2015.
Sacro. Para la Iglesia Católica las reliquias son un signo concreto de la presencia de los santos en medio nuestro. “No es una realidad mágica sino un recuerdo de los valores de la persona, de sus enseñanzas. Cualquier objeto que toque una reliquia tales como estampas, pañuelos etc. se convierten en una especie de reliquia en sí”, señala el documento del movimiento Apóstoles de los Dos Corazones. Hay otros relicarios alojados en unas iglesias de Polonia, Roma y Madrid.
La madre Adela Galindo, fundadora de la Congregación de los Corazones traspasados de Jesús y de María, aconseja que quienes veneran la reliquia de San Juan Pablo deben salir en misión, yendo a casas de sus vecinos y orar con sus familias, con sus hijos, con sus enfermos.
“Que la misión sea también ir a rezar con los enfermos del vecindario, con los recluidos en las cárceles y con los ancianos. De esa manera San Juan Pablo llegará a ellos”, señala.