Automóviles Ferrari y Maserati, fiestas exclusivas y otras excentricidades forman parte de la vida del hombre cercano a uno de los prófugos del operativo A Ultranza Py
Édgar Cabral, consuegro del pastor y ex precandidato a la Gobernación de Canindeyú José Insfrán, uno de los buscados en el operativo A Ultranza Py, se mostró sorprendido por la vinculación que hacen las autoridades a Insfrán.
En comunicación con Radio Monumental admitió que le tomó por sorpresa la implicancia del líder religioso en un esquema criminal que se sustenta en el tráfico de cocaína.
“Estamos muy sorprendidos y más aún cuando pasan los días por todo lo que se está diciendo. Nunca nos imaginamos que podía estar en todas esas cosas (estructura narco)”, dijo Cabral, cuya hija está casada con el hijo de Insfrán.
El pastor Cabral es referente de la iglesia evangélica Jesús Camino al Cielo (Jecac), mientras que su consuegro es líder de la Iglesia Avivamiento, cuyo principal templo se encuentra en Curuguaty y que congrega a políticos conocidos de la zona.
Llama la atención la lujosa vida que ostenta el pastor, que sube en las redes sociales manejando automóviles lujosos como Ferrari, Maserati, Mercedes-Benz y otros.
En uno de los posteos realizados en la red social Instagram, también de un regalo que le hizo a su esposa, nada menos que una camioneta Range Rover.
defensa. El pastor Cabral, cuando fue consultado por su lujosa vida, indicó que en su vida mundana es un empresario exitoso.
Primero fue docente y luego, desde el año 2015, se dedicó a la venta de celulares y luego decidieron abocarse a la venta de vehículos.
En el 2017 se inició su conversión religiosa y se hizo pastor. Desde entonces, predica la Palabra de Dios, según mencionó.
La empresa de venta de vehículos traídos de Iquique, Chile, fue lo que más rédito dio a su familia, pero aseguró que la prosperidad no fue repentina.
“Soy dueño de una Maserati, la cuota fue de 36 meses. Millonario no soy, todo está controlado por la Seprelad”, reconoció.
Ante la sospecha de que se dedica al lavado de dinero, se defendió recurriendo a un juramento. “Juro por Dios que no me dedico al lavado de dinero, él sabe que no me dedico a eso, no estoy mintiendo”, explicó.
El pastor Insfrán, que también llevaba una ostentosa vida, es buscado por la Policía y el Ministerio Público. El fiscal Meiji Udagawa explicó a ÚH que se sospecha que utiliza su Iglesia como fachada para lavar dinero proveniente del narcotráfico. UH