¿Cuánto nos debe el Primer Mundo?

Somos nosotros quienes tenemos que alzar la voz firme ante los estrados mundiales y hablar con firmeza y consistencia sobre el cambio climático y sus verdaderos canallas. Pasar de ser, de una buena vez, de deudores eternos a acreedores con credenciales y moral más que suficientes.
Por un momento, invirtamos el ángulo de análisis y de aquella pregunta reiterada de cuánto monta nuestra deuda externa contraída con organismos multilaterales de crédito, gobiernos e inversionistas del Primer Mundo, hagámonos esta otra pregunta: ¿Cuánto nos debe el Primer Mundo?. Y si alguien está en condiciones de hacer este cálculo, sería bueno conocer la respuesta. Nosotros, en 5Días, no lo sabemos pero no nos cabe la menor duda de que hay en el Paraguay gabinetes de trabajo lo suficientemente capacitados para hacer un diagnóstico sobre los puntos que vamos a formular.
Desde la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro en 1992 hasta el Protocolo de Kioto de 1998 sobre cambio climático, nos han estado bombardeando con ingente información sobre el calentamiento global, los gases de efecto invernadero y los daños ambientales producto acumulativo de los procesos industriales, concentración urbana y cambio del uso de la tierra antaño poblada por bosques. A los países en desarrollo nos han puesto una lupa muy insistente, en forma de oenegés ambientalistas, monitoreando cada arbolito que cae o cada hectárea deforestada para fines agropecuarios, etc. Se nos ha dicho que si en lugar de deforestar mantuviéramos los bosques vírgenes, nos haríamos acreedores a créditos de carbono cuyo valor pocos saben calcular. Mientras tanto, los polos se derriten, los glaciares se achican y las fuentes de agua dulce tienden a mermar en cantidad y calidad. ¿Culpables de ese calentamiento global mediante gases de efecto invernadero que nos conducen a una proto-catástrofe ambiental? ¿Los países en desarrollo o los grandes centros industriales?. Veamos.
La matriz energética mundial se mueve en un 55% sobre la quema de petróleo, 27% carbón mineral, 6% centrales nucleares y… un 2% procedente de complejos hidroeléctricos. China, EE.UU., India, Rusia y Japón emiten casi el 56% del total de gases de efecto invernadero. China genera el 87% de su energía eléctrica quemando gas, petróleo y carbón. ¿Y el Paraguay? Nosotros contribuimos apenas con el 0,1% del total de GEI en el mundo, sobre todo, porque generamos el 100% de nuestra energía con centrales hidroeléctricas. Sin embargo, somos el cuarto exportador mundial de soja y derivados, el sexto de carne bovina y el decimo de maíz. Entonces, ¿cuál es la economía comparativamente más eficiente desde el punto de vista ambiental?.
Va siendo hora de que los paraguayos dejemos este triste papel de “hijos de la pavota” al cual el más insignificante y estulto ambientalista se permite señalar con el dedo como un criminal. Somos nosotros quienes tenemos que alzar la voz firme ante los estrados mundiales y hablar con firmeza y consistencia sobre el cambio climático y sus verdaderos canallas. Pasar de ser, de una buena vez, de deudores eternos a acreedores con credenciales y moral más que suficientes. 5DIAS
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