El hábito de morderse las uñas, que se denomina “onicofagia”, puede ser una respuesta común al estrés y la fatiga. Se trata de una manía que afecta a personas de todas las edades. Aunque tiende a iniciarse en la infancia, su persistencia puede llevar a problemas dentales y estéticos significativos: conocé cómo combatirla.
Los efectos nocivos de morderse las uñas van más allá de las heridas y lesiones en los dedos. También puede provocar problemas oclusivos dentales, que pueden requerir incluso tratamientos ortodónticos para corregir, según estudios médicos. Los signos de este hábito en las manos y la boca pueden afectar además la autoestima.
Por este motivo, el tratamiento contra esta manía abarca varias dimensiones: la principal es la contención de un profesional de la psicología. La ayuda psicológica es fundamental para identificar las causas subyacentes del hábito, generalmente causado por estrés y ansiedad, y desarrollar estrategias para controlarlo.
En paralelo, acudir con un odontólogo también es fundamental. Estos profesionales pueden ofrecer soluciones prácticas como, por ejemplo, la fabricación de aparatos de ortodoncia que impiden el contacto entre los dientes para evitar el corte de las uñas y corregir los defectos estéticos.
Además de recurrir a profesionales de salud, los productos de farmacia como esmaltes de uñas amargos pueden ayudar a disuadir el hábito al provocar una respuesta de rechazo al sabor. Superar el hábito de morder las uñas requiere paciencia, determinación y un enfoque integral, que aborde tanto los aspectos físicos como emocionales del problema.
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