Las obras de remozamiento del casco histórico de la ciudad de Santa Rosa, Misiones le devolvió la atmósfera del tiempo de la colonia. El paseo peatonal hechiza a propios y extraños y los lugareños se ven de otra forma.
Vanessa Rodríguez
SANTA ROSA, MISIONES
Un imponente torreón de piedra roja, así como una iglesia levantada sobre los cimientos de un templo incendiado en 1883 y el otrora monasterio de monjas, entre otros edificios coloniales, flanquean el paseo peatonal recientemente inaugurado en la ciudad de Santa Rosa, Misiones.
El paseo se encuentra en el corazón mismo de esta ciudad jesuítica. Fue adoquinado con piedras de laja cuadrada –material que ya había desaparecido en esa zona–, devolviéndole así al sitio ese toque colonial que tuvo desde su origen.
Ocurre que con el paso del tiempo, toda esa cuadra había caído presa del polvo y la desidia. Desde su apertura, ahora, está peatonal se convirtió en atractivo para propios y extraños.
Los lugareños se deslumbran con el brillo que adquirió –tanto de día como de noche– ese tramo que tiene una extensión de 200 de adoquinado e iluminación nocturna.
Incluso, próximamente contará –según las autoridades locales: Con dos pórticos compuestos por un par de columnas, acompañadas por un acceso con cadena para mantener segura la peatonal–.
Hallazgos. Rubén Jacquet, intendente de Santa Rosa, Misiones, señaló que durante la obra de remozamiento hallaron numerosos enseres domésticos y de labranza. Mientras, las reliquias aguardan en un laboratorio de la Facultad de Ciencias Agrarias de la zona, esperan un espacio exclusivo donde poder exhibirlos.
Tal es así que, el próximo paso, es que la ciudad cuente con un centro arqueológico de investigación. “Primero inauguramos la peatonal y el entorno con pavimentación artística y artesanal piedra roja de corte regular, desagüe, entre otros. Después, tendremos el primer centro de investigación e interpretación arqueológico”, apuntó Jacquet.
El jefe comunal destacó que esta obra –que demandó una inversión de G. 1.295 millones– ayuda a la comunidad a desarrollarse a través del turismo sustentable. Además, refirió que por su naturaleza de estilo colonial ha recibido elogios por parte de visitantes, ya que el sitio se volvió una parada obligatoria para tomarse unas fotos de recuerdo.
Apropiados. Mientras, los lugareños de a poco se van a poder apropiando de la zona no solo para el esparcimiento sino para actividades solidarias y hasta académicas.
Hace unas noches, por citar, las mujeres integrantes de la Comisión Kuña Katupyry se instalaron en un tramo de la peatonal para vender hamburguesas con el fin de recaudar fondos para costear los gastos de las gestiones que realizan para lograr su objetivo.
En otro extremo del sendero, un grupo de alumnos del Instituto Técnico Superior Silvano Ortellado Flores no encontraron mejor lugar para desarrollar unas clases de extensión pedagógica.
“Hemos desarrollado nuestra clase de la cátedra de Derechos Humanos al aire libre; valorando el patrimonio cultural jesuítico de nuestra comunidad. Trabajo de los jesuitas y guaraníes como legado cultural de la humanidad”, comentó Agueda Pereira, docente del grupo.
“Santa Rosa está más despierta, ahora parece; estoy muy contenta y agradecida con quiénes hicieron posible esto”, dijo Ninfa Almada, nacida hace 66 años en la ciudad, mientras admiraba y disfrutaba el paisaje sentada en una de las bancas. UH