Son varios los cuestionamientos que se le pueden hacer al Banco Central del Paraguay desde el punto de vista de la aplicación de su política monetaria, pero cuando a través del directorio declara que, más allá de la insatisfacción de algún sector del sistema financiero formal frente a la normativa de transacciones básicas a través de las telefonías móviles, la reguladora dice que el objetivo final busca el beneficio de la población hoy desatendida y no de bancos o financieras, no podemos discutírselo.
De hecho, los teléfonos móviles se han convertido en el vehículo por excelencia para la bancarización en países de economías precarias, como ciertas naciones africanas donde la apertura de sucursales bancarias no se justifica debido a los costes y la baja densidad poblacional en el interior del país, cosa que ocurre también en Paraguay.
Entonces, si a través de un teléfono móvil el usuario de Bahía Negra puede abrir una cuenta básica en unos pocos minutos y transferir dinero, pagar facturas o realizar operaciones financieras básicas desde su propia casa, no hay cómo desaprobar, a menos que las instituciones formales del sistema financiero presenten opciones aún más atractivas de inclusión financiera.
Es también así que el Banco Mundial encara los desafíos de la inclusión financiera desde su Global Financial Development Report 2014: Financial Inclusion (informe sobre el desarrollo financiero mundial 2014: inclusión financiera).
“La banca móvil y otras innovaciones tecnológicas facilitan la expansión de los servicios financieros a los pobres, las mujeres y otros grupos desatendidos.
La inclusión financiera no debe significar financiamiento para todos a toda costa”, indica.
Y dice, además, que “el nuevo informe es el estudio más completo sobre inclusión financiera que se ha elaborado hasta ahora”.
INFORME
Según un nuevo informe del Banco Mundial, las poblaciones de ingreso bajo son las que más se benefician de innovaciones tecnológicas, como los pagos a través de teléfonos celulares, la banca móvil y la identificación de los prestatarios mediante la verificación de las huellas digitales y el escaneo del iris.
Esto se debe a que tales innovaciones abaratan los servicios financieros y facilitan el acceso a los pobres, las mujeres y los habitantes de zonas rurales, especialmente los que viven en regiones aisladas y menos pobladas en las que no hay sucursales bancarias tradicionales, señala el informe.
“Los servicios financieros están fuera del alcance de muchas personas porque las fallas del mercado y del Estado han elevado los costos a niveles prohibitivamente altos”, dijo Asli Demirguc-Kunt, directora de investigaciones del Banco Mundial y coautora del informe. “Las poblaciones vulnerables son las que más se benefician cuando las políticas y los productos abordan los obstáculos regulatorios y de otro tipo a la inclusión financiera”.
Este segundo informe de una serie es el estudio más completo que se ha elaborado hasta ahora sobre inclusión financiera, un tema que ha atraído la atención mundial. Más de 50 países se han comprometido a fijar objetivos explícitos para aumentar la inclusión financiera. Y el mes pasado, el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, estableció metas para brindar acceso universal a los servicios financieros a todos los adultos en edad de trabajar a más tardar en 2020.
IMPULSO
En muchos países se ha logrado ampliar el uso de cuentas bancarias entre las personas relegadas por las instituciones financieras tradicionales. Algunas medidas de política han resultado especialmente eficaces, como la exigencia de que los bancos ofrezcan cuentas de bajo costo, la eliminación del requisito de presentar documentación que resulta costosa para los clientes y el uso de sistemas de pago electrónico para el depósito de la ayuda financiera gubernamental en las cuentas bancarias. En Sudáfrica, por ejemplo, el número de cuentas bancarias se incrementó en 6 millones en cuatro años gracias a un sistema público-privado.
5días conversó con Santiago Peña días atrás, y el director del Banco Central aseveró que el equipo técnico del Central está incluso en plena negociación con países como México, Rusia, Kenia, Malawi, Bangladesh y Malí, dentro del marco del denominado Allianze for Financial Inclusion, que busca instalar mecanismos que eleven los niveles de bancarización del Paraguay desde el actual 30% hasta un mínimo de 70%.
En ese sentido, Peña dijo que hay que prestar atención a que las propias políticas regulatorias internacionales, como las de Basilea, no vayan en contra de las intenciones de fomento de la inclusión financiera y como ejemplo dijo que Basilea se opone a la apertura de una cuenta bancaria si el titular no declara una dirección física, en tanto que Peña propone que la presentación de un documento de identidad sea suficiente.
Las innovaciones tecnológicas –continúa el informe del BM- que han crecido rápidamente en la última década, pueden acelerar el avance. Los servicios de banca móvil han sido fundamentales para una mayor inclusión financiera en países de ingreso bajo como Kenia, Filipinas y Tanzania. En Brasil se amplió el acceso a los servicios financieros de los habitantes de zonas aisladas mediante la promoción de la “corresponsalía bancaria” basada en el uso de tecnología. Se trata de servicios financieros prestados en nombre de las entidades bancarias en tiendas y gasolineras, por agentes que se movilizan en motocicletas y en botes por el río Amazonas.
Para que los consumidores puedan sacar el máximo provecho de estas innovaciones, que también incluyen billeteras electrónicas y otras cuentas de dinero electrónico, el informe recomienda que los reguladores fomenten la competencia entre los proveedores de servicios financieros y mejoren el entorno legal, regulatorio e institucional. Eso también minimizará la posibilidad de que se otorgue demasiado crédito a personas no calificadas para recibirlo.
“Los funcionarios encargados de formular políticas deben encontrar un equilibrio entre proporcionar incentivos para las nuevas tecnologías y solicitarles que estén abiertas a la competencia”, dijo Martin Cihak, autor principal del informe y economista líder del Departamento de Investigación del Banco Mundial. “La política de competencia es una parte fundamental de la protección del consumidor, ya que la competencia sana entre los proveedores da más poder a los consumidores”.