Aviones de guerra sobrevolando el hotel donde se alojaba un equipo, amenazas de muerte o de publicar fotos comprometedoras: al historial de bienvenidas poco gratas de selecciones en Sudamérica se suman los supuestos desplantes denunciados por Argentina tras la victoria el jueves en Chile.
FUENTE: AFP
– Sin agua ni aire –
Tras el juego en que la Albiceleste, clasificada a Catar, venció 2-1 a La Roja, Rodrigo de Paul compartió supuestos maltratos sufridos por la delegación argentina en Chile.
“Llegamos al hotel, en las habitaciones hacía entre 30 y 32 grados, no andaban los aires acondicionados, tuvimos que abrir las ventanas para dormir, al abrir las ventanas había sirenas. La gente no pudo dormir bien. Nos levantamos y no teníamos agua”, dijo el volante del Atlético de Madrid en la conferencia de prensa tras el partido.
Al capitán chileno, Gary Medel, no le gustaron las palabras de De Paul, quien también mencionó demoras en el aeropuerto.
“Eso también nos pasa a nosotros y no decimos nada. Se la tienen que comer calladitos”, afirmó, recordando la denuncia hecha por La Roja en el juego de ida (1-1), disputado el 3 de junio pasado en Santiago del Estero (norte), cuando las autoridades argentinas supuestamente los obligaron a hacer una escala en Buenos Aires que alargó el viaje.
– Sobrevuelo de “intimidación” –
En noviembre de 2017, Perú se preparaba para el juego definitivo de la repesca ante Nueva Zelanda. Tras empatar 0-0 en Wellington, la victoria clasificaría a los incas a Rusia-2018, su regreso a un Mundial luego de una ausencia de 36 años.
Un día antes del cotejo, tres jets de la fuerza aérea peruana con la consigna “Vamos Perú” en las alas sobrevolaron el hotel donde se hospedaban los All Whites en Lima.
¿La razón? Alentar a la selección de Ricardo Gareca “con el rugir de sus motores”, según explicó entonces la Fuerza Aérea.
A los visitantes no les cayó bien el gesto.
“Parece que el grado de intimidación ha subido otro nivel, con recordatorios constantes de que los All Whites se interponen en el camino de los sueños futbolísticos de una nación”, escribió el diario The New Zealand Herald, que denunció lanzamiento de pirotecnia en la madrugada en los alrededores del hotel.
Perú venció 2-0.
– Fotos comprometedoras –
Copa América-1979. El torneo sudamericano se jugaba sin sede única y Colombia visitó a Chile en el cierre del Grupo A.
La Roja necesitaba vencer a los cafeteros, que los derrotaron 1-0 en Bogotá, para clasificar a semifinales. Entonces desplegó “una verdadera operación comando, una gran maniobra de inteligencia”, reconoció el ex atacante Leonardo “Pollo” Véliz en 2019.
Véliz sostuvo que a un “dirigente” chileno se le ocurrió “poner a un grupo de mujeres” en la azotea del hotel donde se concentraba la Tricolor. La idea era que sedujeran a algunas figuras cafeteras y les tomaran fotos comprometedoras, que luego amenazarían con mostrar a sus parejas.
Las mujeres cumplieron el encargo. Antes del pitazo inicial en el Estadio Nacional, los chilenos pusieron algunas fotografías en los banderines que las delegaciones solían intercambiar.
“Me da un poco de vergüenza contarlo, pero era la única forma de aspirar a algo. A nosotros nos trataban de meter mujeres o nos ponían cosas en la comida. Incluso en la ida, en Bogotá. Por lo tanto, había que pagarles de la misma manera. Era una especie de ojo por ojo. En Sudamérica, los argentinos, uruguayos, brasileños y paraguayos hacían estas cosas todo el tiempo”, afirmó Véliz al diario La Tercera.
Chile ganó 2-0.
– Ataúdes y bayonetas –
Final del Mundial-1930, Montevideo. Argentina y Uruguay se batían por la primera Copa del Mundo y algunos jugadores visitantes denunciaron que recibieron cartas anónimas amenazándolos de muerte si ganaban el torneo.
En entrenamientos, traslados y juegos, los albicelestes eran víctimas de un “clima de violencia” que incluyó insultos, intentos de golpearlos y hasta intimidaciones con ataúdes forrados con la bandera argentina, según cuenta el libro “Historias secretas de los mundiales”, de Alejandro Fabbri.
Las presiones comenzaron desde que desembarcaron en Montevideo y llegaron a la cúspide en la final, en el estadio Centenario. Asustados, varios futbolistas reconocieron su temor en caso de victoria.
“Me mandaban anónimos, amenazaron a mi madre en Buenos Aires, me daban serenatas que no me dejaban dormir. Al volver para el segundo tiempo [en la final], había unos 300 ‘milicos’ [militares] con bayoneta calada. A nosotros no nos iban a defender, me di cuenta de que si tocaba a alguien se prendía pólvora”, contó el centrocampista Luis Monti, según el libro de Fabbri.
Argentina se fue al entretiempo ganando 2-1. El ambiente hostil y el poderío ofensivo uruguayo, cuentan los argentinos, los derrumbó y perdieron 4-2. HOY DIGITAL