Un sicario paraguayo fue contratado a pedido de una adivina brasileña que no había podido cumplir con su clienta para separar a su exmarido de su nueva pareja para que regrese con ella. Pero el asesino falló y fue atrapado.
Derlis Ramón Giménez Lesmo (30), ya con antecedente de homicidio en nuestro país, nacido en Pedro Juan Caballero, vivía en Ciudad del Este con su hija de dos años. El entró en la terrible historia el lunes 27 de mayo pasado, día en que llegó a Chapecó (Santa Catarina), distante a unos 400 kilómetros de su lugar de residencia.
Arribó exactamente una semana antes del atentado que debía matar a la empresaria María Aparecida Moraes (48). Pero no fue directamente, sino a través de Uruguay. Derlis fue el último recurso que usó la adivina cuando le fallaron sus “trabajos” para separar a la citada mujer de su actual pareja.
La cliente era una mujer de 63 años que vivía enferma de celos desde que su esposo le dejó para andar con la empresaria 15 años menor. Si bien ya pasaron cuatro años desde la separación, su obsesión la llevó hasta la adivina, a quien le prometió que lograría la vuelta de su exmarido. Pero como no funcionó el “trabajo”, su deseo de venganza la llevaría a perder millones y también su libertad.
Fabiano Aristides, prófugo,marido de la adivina, fue el que contrató al sicario paraguayo.
Fabiano Aristides (37), hasta ahora prófugo, es el marido de la adivina que se encargó de contratar al paraguayo. En Chapecó, le ayudó a conseguir la moto y el arma, una pistola 765, con que debía cumplir el encargo. Y juntos estuvieron varias veces vigilando los movimientos de la víctima.
“La contratación era para que el paraguayo simulase el robo del vehículo o la cartera de la víctima para que las autoridades creyeran que se trataba de un robo”, comentó el delegado policial de Chapecó, Vagner Pappini, en una entrevista colectiva.
Ese lunes 3 de junio a las 13:30, Derlis disparó tres veces contra la empresaria en pleno centro de Chapecó y huyó en la moto, llevándose una cartera con el celular y muy pocas cosas de valor. Pero la víctima fue socorrida y sobrevivió, mientras el sicario paraguayo fue detenido 20 minutos después.
Si bien Derlis fue contratado por 35.000 reales (unos 50 millones de guaraníes), el dinero que circulaba en torno al crimen realmente llegaba a 1.100.000 de reales (casi 1.600 millones de guaraníes), que fue el monto que la adivina le pidió a la mandante del crimen, publica este viernes la prensa brasileña.
Lo cierto es que el sicario aceptó un primer pago de 15 mil reales (poco más de 21 millones) y los 20 mil reales restantes debía cobrar después del crimen. Ahora paraguayo se expone a penas que van de 12 a 30 años de prisión, con el atenuante de que la víctima no murió.
A la policía le llamó la atención desde un principio que el autor disparara dos veces a la cabeza de su víctima solo para robar una cartera con muy poco dinero. Se logró una orden para revisar el celular del procesado y con otras investigaciones se descubrió todo. Además, la mandante, ex mujer del marido de la empresaria “confesó haber actuado por celos”, agregó el delegado Pappini.
La mandante del crimen dio 340 mil reales (unos 500 millones de guaraníes) en cheques a la adivina, más la promesa de 800 mil reales (más de 1.100 millones de guaraníes) después de concretarse el atentado. El primer pago se hizo en diciembre del año pasado y la negociación duró seis meses. Incluso después del frustrado homicidio, la adivina amenazó a su cliente diciéndole que si no le daba el dinero para huir “va a pasarte a vos o a tu familia lo mismo que le pasó a la víctima”. EXTRA